Ana Carbajosa
RBA, 2011
279 pp.
“Me di cuenta de que tenía un país y de que este país era Israel (…) y que tenía volver a la tierra de la que nos echaron los romanos”
¿Son ustedes de los que piensan que el conflicto que enfrenta en Israel a judíos y palestinos puede tener solución si no a corto, al menos a medio plazo?¿O incluso a un largo plazo que llegarán ustedes a ver con sus ojos o van a ver sus hijos? Pues lamento decirles que no va a ser así, a menos que ocurra un auténtico milagro. Y me temo que van a ser ustedes de la misma opinión después de leer el libro de Ana Carbajosa.
Las tribus de Israel es, sin duda, un libro imprescindible. Y no porque la mayoría de cosas que cuenta no se sepan y constituyan una revelación. Los periódicos están llenos de noticias sobre Israel que hablan del país y de sus conflictos desde los más diversos ángulos. Lo que hace Ana Carbajosa es poner en orden las ideas y acudir a personas de la calle, dándoles voz, evitando el discurso de los grandes políticos para que sea la población la que se exprese y la que muestre el complejísimo entramado, lleno de contradicciones y de los intereses más distintos que componen la sociedad israelí.
Lo mismo o parecido podría afirmarse de cualquier otro país, dirán ustedes. Pues seguramente no. Porque Israel es una experiencia inédita. Es el resultado de crear un Estado ‘artificial’ y un país poblado por gentes de las ideologías y las procedencias más diversas. Judíos todas ellas. Pero ni todas creyentes o practicantes con igual devoción, ni todas motivadas por ideales parecidos, ni todas llegadas al país en el mismo momento, ni todas con el mismo mérito en la construcción del país, ni todas recibidas con la misma hospitalidad y con el mismo afecto.
Bajo el paraguas difuso de la religión, de la certeza ampliamente compartida de haber regresado al suelo que dios prometió a su pueblo se extiende una población de alubión, asentada en muy poco tiempo, con experiencias vitales y expectativas de lo más diverso, envuelta en el formidable conflicto que la enfrenta a los palestinos cuyas tierras ocupan y traumatizada por la sombra del Holocausto cuyo recuerdo constituye una práctica que se repite a modo de mantra y está presente en todos los órdenes de la vida.
Ana Carbajosa, periodista ha vivido durante años en Jerusalén. Y su libro nace de entrevistar a un abanico muy amplio de personas singulares todas ellas por representar posiciones y puntos de vista que definen aspectos críticos de la sociedad israelí.
He dicho entrevistar y lo más apropiado hubiera sido decir que Ana Carbajosa conversa, pregunta, escucha y ejerce de espectadora ante situaciones de las que ella misma es testigo y que ilustran los temas que le cuentan aquellos con los que habla.
¿Y qué le cuentan? Le cuentan sobre los asuntos críticos de la vida de Israel –un país donde casi todo está contaminado por el conflicto- pero desde puntos de vista opuestos e irreconciliables dependiendo de quien tenga la palabra.
Empieza Ana Carbajosa hablando de los judíos de religiosidad radical, de los ultraortodoxos, enemigos del Estado de Israel, pero embarcados en el juego parlamentario a través de organizaciones y partidos que condicionan fuertemente la política nacional. Y nos hace ver su vida cotidiana y la miseria material en la que viven. Habla también de la ocupación y de cómo piensan quienes sostienen ese juego perverso de los asentamientos en espacios que la comunidad internacional no reconoce como israelíes y que ponen, por la vía de los hechos irreversibles, cada vez más difícil una solución al conflicto palestino.
Los activistas que se oponen a la política agresiva de los sucesivos gobiernos hacia los palestinos ocupan también una parte importante del libro, porque en su exigua minoría representan una importante corriente ética con peso internacional y con la trascendencia de mantener viva la conciencia y los principios humanos de una sociedad endurecida por la costumbre de no utilizar más solución que la fuerza para resolver cualquier amenaza que vislumbre en su entorno.
Y, por fin, los palestinos también tienen su espacio. Palestinos israelíes, nacidos en Israel, de nacionalidad israelí y pasaporte israelí, teóricamente provistos de los derechos de ciudadanía propios de los nacionales y, sin embargo, vistos como enemigos del Estado judío, discriminados y sometidos a un acoso constante por quienes consideran que en este Estado judío los derechos deben asistir a los judíos y no a quienes proceden de un pueblo inferior, sospechoso de ser poco fiel y que reclama derechos en una tierra que dios prometió, casi desde el origen de los tiempos, a los judíos.
Descorazonadora y al mismo tiempo llena de interés es la lectura de Las tribus de Israel. No es un libro político, aunque la política está presente en casi cada párrafo. No es un libro que se proponga tomar partido, aunque del discurso de unos y de otros el lector tomará seguramente partido y pensará que la autora tomó partido también. Y sí es un libro que agradecerán quienes sientan interés por el conflicto de Oriente Próximo y quienes quieran conocer Israel y a los israelíes bastante más de cerca de cómo se conocen a través de las noticias que llegan de los periódicos o la televisión.
1 comentario:
Un libro sin duda muy imparcial. ejem. No hay más que ver las mentiras que impunemente publica la "periodista" desde su columnita de opinión sobre Oriente Medio. Lastima que los recortes del país no hayan afectado a esta mediocre.
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