Paul Bushkovitch
Akal, 2013
507 pp.
No se pierdan esta Historia de Rusia, tanto si piensan viajar a Rusia como si no. Los países de Mediterráneo y más los del extremo occidental de Europa hemos visto siempre a Rusia como algo extraño, situado en una esquina del mundo. Resulta curioso que nuestra mirada a Asia transcurre antes por Turquía, por el Oriente Próximo, por la Ruta de la Seda y por el sur del mar Caspio que por ese enorme corredor natural que recorrieron las grandes invasiones de los mongoles y sus parientes, que conecta de lleno con Europa y que sitúa en un lugar estratégico ese territorio que hoy llamamos Rusia.
Los fenicios, los griegos, los romanos, y los árabes están más cerca de nosotros que los lejanos rusos de quienes tenemos conocimientos muy confusos y muy mediatizados por la singular trayectoria que emprendieron en a lo largo del siglo XX y que los convirtió en un mundo excepcional tanto cuando su enorme territorio se convirtió en la URSS como cuando al final del siglo y del experimento emprendió el complejo camino de desmontar el régimen comunista para convertirse en un país ‘normal’.
¿Qué es Rusia además de una potencia emergente de la que se hablará en el futuro tanto como como se habla de China ahora en cuanto se desperece y recupere el lugar que le corresponde?
Paul Bushkovitch, catedrático en la Universidad de Yale cuenta la historia de Rusia desde el principio, o casi. Empieza en el siglo X cuando el país no existe como tal y es la suma de diversos principados más o menos agrupados bajo la tutela de otro príncipe mejor colocado que los demás en la escala de poder y que permite hablar de una cierta unidad política. ¿Apasionante? Pues aunque parezca mentira sí.
Apasionante por la habilidad del autor para contar la construcción de un imperio de manera clara y de conjugar la enorme diversidad de elementos que explican ese complicado proceso. Un proceso que se desarrolla en el interior de esa semilla que empezó llamándose Rus pero que se movió empujado por todo lo que sucedía a lo largo de sus fronteras. Los mongoles, los mismos que se establecerían en Irán o en India, gobernaron Rusia. Más tarde, los polacos, los lituanos y los ucranianos crearon una potencia que marcó los lìmites de la expansión de Rusia hacia occidente, lo mismo que hicieron los cruzados alemanes cuando regresaron de sus aventuras por el Mediterráneo y por el norte se propusieron intervenir en Rusia para cristianizarla.
La construcción de Europa se mueve en paralelo con la de Rusia que, atenta a los riesgos de su frontera asiática, amenazada por los búlgaros –sí, por los búlgaros del Volga- y los tártaros, está en conflicto también con los pueblos turcos y tiene que afrontar en su flanco occidental el empuje de Suecia en el norte, además de Inglaterra, de Francia y de Austria, según el momento, y de esos reinos incómodos que son Polonia o Prusia.
Nada es fácil para Rusia y por ello mismo lo que cuenta Paul Bushkovitch se hace cada vez más interesante. Rusia bascula entre sus rasgos originales y los de una Europa que se mueve a gran velocidad. Debe conjugar el carácter particular de su nobleza, de la iglesia ortodoxa, de una administración mal adaptada a la enormidad de su territorio, del ejercicio del poder sobre población cada vez más diversa y más extensa y al mismo tiempo debe apostar por la modernidad que viene de las ideas de la ilustración primero y luego de las del liberalismo, la industrialización y la intelectualidad que desborda Europa.
Y no queda todo ahí, porque, en medio de las dificultades, en los siglos XVIII y XIX, personajes como Catalina I, Pedro el Grande, Catalina II, Alejandro I… llevan a Rusia el nivel de gran potencia capaz de vencer a Napoleón. Paul Bushkovitch, no quiere sin embargo quedarse en el pasado, quiere llegar hasta hoy o casi hasta hoy. Y por ello entra también en el período en el que se cuece el fermento revolucionario que acabará con los zares en 1917 y sigue analizando los distintos momentos que marcaron la evolución del régimen comunista, los primeros años de la URSS, la segunda Guerra Mundial, la guerra fría, las disensiones, las relaciones con occidente, la sociedad y la cultura soviéticas… hasta el fin de la URSS.
Preguntaba al principio si podía ser apasionante el tema. La respuesta no tiene duda. Lo es y es además extremadamente oportuno, porque la apertura de Rusia hacia occidente y la de occidente hacia Rusia pone a este enorme país en el mapa de nuestros vecinos de Europa. Rusia deja de estar en un territorio de exclusión. La lectura de Historia de Rusia no puede ser más interesante y cualquiera que desee visitar el país o simplemente conocerlo algo mejor encontrará en ella a un excelente aliado. Leer más…