Lonely Planet - Geoplaneta, 2011
312 pp.
Publicado por Pablo Strubell
No debiera empezar afirmando esto, pero me pregunto si no habría que pensarlo dos veces antes de regalar un libro así a un ser querido. Es arriesgado. Poner en manos de un amante de los viajes un libro como este, además de gozo, le puede producir una tremenda inquietud, desasosiego y una insaciable curiosidad. Puede resultarle casi cruel.
Su lectura produce inquietud pues será difícil no ponerse a soñar, a planear, a dibujar sobre el mapa las decenas de propuestas e ideas de rutas fascinantes que sugiere. El lector, indefectiblemente, se imaginará cruzando Asia Central tras los pasos de Marco Polo o recorriendo en coche la más cercana costa Amalfitana y disfrutando de sus aguas cristalinas…
También producirá curiosidad pues, además de referirse a las rutas que dieron fama a los grandes viajeros clásicos, el libro incluye una buena cantidad de recorridos y propuestas menos conocidas y obvias; descubrimientos que a todo viajero le gustaría, seguro, emprender. Incluso los más curtidos tendrán noticias de rutas casi ignoradas como el delicioso recorrido en tren del Royal Scotsman o el peregrinaje a Shikoku, por poner dos ejemplos.
El problema, si acaso eso es un problema, es que este libro invita a soñar desde el sillón de casa. A descubrir nuevas rutas, a conocer mejor sus entrañas, recorridos, hechos relevantes… Sus 312 páginas se dividen en 8 capítulos conformados por propuestas temáticas: Rutas míticas por tierra (la hippie trail, de Ciudad El Cabo a Cairo…), en ferrocarril (California Zephir, el Transiberiano…), exploradores y conquistadores (Ibn Batuta, Magallanes…), ríos y mares (fiordos noruegos, el Yangtsé…), antiguas rutas comerciales (ruta de la seda, ruta del ámbar…), viajes literarios (Theroux en el Pacífico, Julio Verne…), carreteras (la costa de Amalfi, Ruta 66…) y caminatas y peregrinajes (la ruta de los altos Prinieos, camino Inca hasta Machu Picchu…)
De cada propuesta el libro no sólo cuenta la historia, la ruta y los pormenores que la hacen singular, sino también los detalles más prácticos como son distancias, mejor época para el viaje, consejos a tener en cuenta… Todo esto se completa con un mapa que detalla la ruta y fotos a todo color y de gran calidad, que nos acaban por poner la miel en los labios. Y por si fuera poco, de cada ruta se incluye, además, una buena selección de bibliografía por si el lector no tiene suficiente con este libro y quiere empezar a planear, conocer y profundizar con nuevas lecturas las rutas sugeridas. Así que nos preguntamos ¿De verdad el viajero que hojea sus páginas no se siente incómodo, fascinado y a la vez frustrado? Desgraciadamente, no tendremos tiempo para emprender todos viajes sugeridos, aunque ganas no falten.
Si hay que buscarle un pero a esta edición en español es precisamente su traducción, que tal vez ha mantenido el texto demasiado próximo al original en inglés, en lugar adaptarlo a un estilo más propio del castellano al que estamos acostumbrados. También es cierto que los mapas podrían ser más precisos, pero siendo como es este libro una fuente de inspiración, no es algo tan relevante como para ser considerado un defecto.
Así que, lo dicho: piénselo dos veces si creía que este libro le iba a hacer feliz a usted o a quien se lo fuera a regalar, si ese es el caso. El efecto resultante puede ser el opuesto, aunque, lo más seguro es que tener el libro entre las manos y viajar con él desde el sillón de casa, hará volar la imaginación y ofrecerá a quien lo lea los momentos más estimulantes y las mayores satisfacciones.
martes, 29 de noviembre de 2011
Grandes viajes. Un recorrido por las rutas más espectaculares
lunes, 21 de noviembre de 2011
África en 10 palabras. Mi manual de supervivencia en la jungla de asfalto
África en 10 palabras
Jordi Serrallonga
Plataforma editorial, 2011
159 pp.
¿Viajar para qué? Las respuestas pueden ser muy variadas. Pero para Jordi Serrallonga una de estas respuestas es: para aprender a vivir allí donde uno vive normalmente...
Jordi Serrallonga
Plataforma editorial, 2011
159 pp.
¿Viajar para qué? Las respuestas pueden ser muy variadas. Pero para Jordi Serrallonga una de estas respuestas es: para aprender a vivir allí donde uno vive normalmente.
Bueno, aclaremos las cosas. Quienes siguen a Serrallonga saben que visita con regularidad África en su papel de arqueólogo. Su interés es, en primer lugar, científico. Trata de encontrar los rastros del pasado. Pero resulta también que el lugar donde uno trabaja acaba por convertirse en un entorno familiar. Un entorno que con el tiempo se conoce profundamente y que suscita en quien las vive un sinnúmero de experiencias que acaban por dejar huella. Jordi Serallonga no esconde la huella que África ha marcado en él. Al contrario, la examina y extrae de ella las lecciones que para un hombre moderno, hecho, como él dice, a la ‘jungla de asfalto’ se derivan.
Serrallonga cuando ve África mira, en realidad hacia atrás. Los historiadores suelen hacer lo mismo, pero están más cerca del presente. Serrallonga, como arqueólogo, dilata su espacio temporal para extenderlo hacia el pasado siglos y siglos. Y por ello mismo, en lugar de detenerse en los accidentes se acerca a las esencias, a las grandes verdades que constituyen la realidad de los hombres y de las sociedades. Va a las raíces. Busca aquello que está en la base y que el tiempo modifica para dar la apariencia de diversidad.
África en 10 palabras es eso. Es la esencia de un continente a partir de diez palabras que definen toda su sabiduría. Que representan la expresión más sintética de su ADN. Aquellas que permiten seguir el hilo a una forma de vida que arranca con la aparición del género humano.
Gracias, hola, lo siento, mujer, hombre, agua… así hasta diez, son los nombres en nuestro idioma de los capítulos del libro que reflejan realidades que todos conocemos bien. Pero que en África tienen otros significados, distintos de los nuestros, porque la vida allí es también distinta y recoge experiencias, necesidades y aspiraciones que nosotros no vemos, que hemos perdido, que están fuera del alcance de nuestra sensibilidad. Pero no se trata de significados ajenos. Contienen los valores de estos abuelos que son, para el hombre ‘civilizado’, los viejos africanos que no perdieron el contacto con sus orígenes.
¿Valores obsoletos? Para Serrallonga no. Más bien valores arrinconados por la evolución que han sufrido a lo largo del tiempo las formas de vida humanas en su búsqueda de subsistencia y de progreso. Pero valores cargados de sentido, aleccionadores y positivos para la convivencia incluso en la ‘jungla de asfalto’ en la que vivimos.
Hay en África en 10 palabras la eterna contradicción entre tradición y progreso. Serrallonga no la evita y se sitúa en muchas ocasiones al borde de la utopía, en ese terreno próximo al mito del buen salvaje que nos habla del pasado como de un paraíso perdido. Pero justamente se aproxima a esta línea para acercarnos a una sabiduría propia de los primeros humanos que hemos perdido de vista y que es preciso conocer. Y también para plantear la dificultad que supone la adaptación de las sociedades más antiguas a la imposición de esa cultura invasiva e inapelable que es la del ‘progreso’.
En África en 10 palabras el arqueólogo escribe, codo con codo, junto al hombre. Habla de respeto y de sentimientos. Expresa gratitud hacia los valores que vienen de antiguo y hace una llamada a terminar de una vez con la vieja costumbre de seguir ‘considerando a los africanos más como primitivos salvajes –capaces de meter en la olla al buen explorador blanco- que como personas capaces de organizar, para bien o para mal, su propio destino.’
África en 10 palabras se convierte así en un libro para la reflexión, una reflexión saludable que recuerda al lector que también es un poco africano y que debiera, para conservar su humanidad, aproximarse a sus orígenes y mirarse, de vez en cuando en África como si fuera un espejo.
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lunes, 14 de noviembre de 2011
Los días contados
Los días contados
Miklós Banffy
Libros del Asteroide, 2011
668 pp.
Cinco ediciones en menos de tres años dan motivos para hablar de Los días contados, el primer volumen de la trilogía de Miklós Bánffy que dedica a su tierra, Hungría...
Miklós Banffy
Libros del Asteroide, 2011
668 pp.
Cinco ediciones en menos de tres años dan motivos para hablar de Los días contados, el primer volumen de la trilogía de Miklós Bánffy que dedica a su tierra, Hungría y que se centra en los primeros años del siglo XX.
Pero además de este éxito editorial, que no hace más que confirmar que se trata de una novela extraordinaria, justifica el que se hable de ella el hecho de que trata de una región crucial en Europa, cuyo pasado se siente todavía hoy, cuando se viaja por por sus capitales.
Ni por asomo estamos ante nada parecido a un libro de viajes, tal y como se observa enseguida. Es un novelón que desgrana lentamente la vida y el paso de los días de unos personajes que componen la alta sociedad que se mueve entre la alejada Transilvania, en lo que hoy es Rumanía, Budapest y Viena y que retratan un mundo y una época. Un mundo y una época pasados -hablamos de muy a principios de siglo XX- y sin embargo no tanto como para haberse borrado del todo.
La complejidad de este conglomerado de países que compusieron el Imperio Austrohúngaro, requiere, para quienes vivimos alejados de centroeuropa, una explicación a través del detalle de la cotidianidad. De una cotidianidad que, en el libro que nos ocupa, mira a la nobleza y al entorno que la rodea de ricos propietarios, políticos, negociantes, jugadores de cartas, bellas damas que viven en palacios, en castillos y en grandes mansiones y que deja tras ella ese legado opulento que marca todavía el carácter de tantas ciudades.
Palacios, casinos, grandes fiestas, pasiones, intrigas y maldades son los elementos visibles de una trama, llena de emociones y a ratos de fuerte tensión, que anuncia también el abismo hacia el que los distintos países del imperio se dirigen de forma inexorable. La política está presente en la novela y marca con sus continuas crisis el suelo inestable sobre el que se mueven los personajes y que amenaza al mundo en que viven.
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Gloria y declive, fuerza para construir las capitales más espléndidas y desorientación para caer en la parálisis, inconsciencia sobre todo lo que va más allá del horizonte doméstico cimentan la escena y alimentan la hoguera que iba a hacer al imperio entero víctima de su propia historia y de la historia de una Europa que rodaba en una dirección distinta, a la que no se supo adaptar.
Un magnífico prólogo de Mercedes Monmany centra la novela, la situación histórica que envuelve el escenario donde se desarrolla y la vida del autor, un personaje, más que singular, sobresaliente. Miklós Banffy, noble transilvano, fue pintor, dramaturgo, músico, escenógrafo, diplomático y político. Y destacó en todas las áreas. Fue ministro de Asuntos Exteriores de Hungría y como escritor tuvo enorme éxito hasta que durante el período de dominación comunista sus obras fueron censuradas.
Copio las primeras líneas del prólogo de Mercedes Monmany porque ella introduce mejor que nadie el libro:
“Con una alta dosis de ironía y con la melancolía propia de los que contemplan con lucidez el fin de una época y de los que embriagados de alegría y fiesta incesante la vieron escurrirse como brillantes y eternos granos de arena entre sus torpes dedos, el gran escritor, político y aristócrata húngaro Mimlós Banffy(…), notario o escriba de una clase decadente que se asomaba sin saberlo a su propio abismo, decribirá a la aristocracia húngara entre la que había crecido con el solo fin, probablemente, de salvar su alma de la quema y dejar testimonio de ello.”
Estamos ante una novela de personajes complejos, de pasiones, de situaciones que muestran a esa sociedad de aristócratas y de notables, luminosa pero al mismo tiempo en declive, dominada por sus propios demonios y apesadumbrada por la contrariedad y por los lastres que arrastra. Resuenan, en la melancolía del relato y de sus personajes, escenas de El gatopardo y, en la falta de futuro, esa tragedia, no consumada todavía en los momentos que viven los personajes, que fue para Hungría la desmembración de su territorio repartido tras la primera guerra mundial entre los países vecinos.
Una novela excepcional aguarda al lector y ayuda, a través del complejo mundo que desvela, a comprender aspectos del presente, en los que se refleja todavía y con nitidez, el brillante y evocador pasado del que nos habla Los días contados.
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martes, 8 de noviembre de 2011
Misión en La Habana, Sevilla y otros relatos
Misión en La Habana, Sevilla y otros relatos
Norman Lewis
Altair, 2011
195 pp.
Misión en La Habana, un libro de relatos cortos, cada uno con entidad propia, que se lee con sumo interés, con un punto de intriga y también de humor en muchos casos...
Norman Lewis
Altair, 2011
195 pp.
¿Deslibrado? Me refiero, ¿sin un libro entre las manos con el que pasar un buen rato? La solución puede bien ser Misión en La Habana… , un libro de relatos cortos, cada uno con entidad propia, que se lee con sumo interés, con un punto de intriga y también de humor en muchos casos.
Norman Lewis es un valor seguro en la literatura de viajes. Juega a su favor su vocación por la aventura, también esa herencia propia de los viajeros ingleses que se llama curiosidad por las cosas y su forma extraordinariamente amena de escribir. Y seguramente juega también a su favor el rumor de haber ejercido de espía, oficio que le habría hecho meter las narices en lugares y asuntos particularmente interesantes y con una mirada especialmente perspicaz.
Los relatos que componen su libro fueron publicados en forma de artículos en distintos periódicos a lo largo del tiempo y siguen teniendo el interés que tuvieron la primera vez que salieron a la luz. Cada uno de ellos es un pequeño informe sobre la realidad.
Misión en La Habana… se presenta, en el subtítulo, como un libro de crónicas de viajes. Cuba, Cerdeña, Bolivia, Sevilla… ocupan sus páginas y le dan la soltura de la variedad. Pero además los temas de cada una de estas crónicas no pueden ser más distintos. Lewis, a diferencia de otros viajeros, no va tanto a la caza del exotismo como de la actualidad. Su relato es más periodístico y más centrado en un tema. Cuenta, al final de la Segunda Guerra Mundial su participación en la entrega a los rusos de cosacos apresados por los aliados y que lucharon en el bando alemán. Cuenta el encargo que le hicieron de averiguar cual iba a ser el resultado de la rebelión de Fidel Castro en Cuba cuando la situación andaba todavía confusa y no estaba claro en qué podía terminar. Habla de Sevilla en la época de la ‘transición’ con escenas que refrescarán la memoria del lector, vistas con mirada aguda y siempre con referencias a personas y a hechos concretos que transmiten vida y sensación de realidad al relato.
Lewis es un perro viejo y por ello mismo pone distancia frente a aquello de lo que habla. Y con ella, con esta distancia, pone también un matiz de buen humor. Su periplo por el fenómeno del bandidaje en Cerdeña podría haber dado pie a un relato trágico. Y el fracasado viaje en busca comunidades indígenas en Panamá hubiera podido resultar una letanía de reproches a la ineficacia de quienes le prepararon la ‘aventura’. Pero Lewis mantiene la sonrisa. Contempla con malicia el entorno y aplica ironía y gracejo a lo que ve, sin perder por ello el sentido de la realidad y sin descafeinar su dureza allí donde se encuentra. En el caso del genocidio de los indios guayakí en Paraguay su denuncia no puede ser más explícita y no deja espacio alguno a las contemplaciones.
En Misión en La Habana, Sevilla y otros relatos, Norman Lewis vuelve a mostrarse como un escritor extraordinariamente ameno y como un maestro del género de la literatura de viajes. Cualquier aficionado a ella disfrutará con todas y cada una de las crónicas de esta nueva entrega.
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miércoles, 2 de noviembre de 2011
Chowringhee
Chowringhee
Sankar
Seix Barral, 2011
539 pp.
Calcuta, a mediados de siglo XX. Este el escenario en el que se desarrolla esta novela, que fue un éxito editorial en la India y está siendo recibida ahora, con alborozo, en occidente...
Sankar
Seix Barral, 2011
539 pp.
Calcuta, a mediados de siglo XX. Este el escenario en el que se desarrolla esta novela, que fue un éxito editorial en la India y está siendo recibida ahora, con alborozo, en occidente. Cuenta la solapa del libro que el autor, con unos cuantos best sellers en su haber, es uno de los novelistas más leídos en la India contemporánea.
Sin duda, Calcuta da materia para novelas de tono y contenido muy distintos. El drama viene enseguida a la mente, pero está claro que hay una raza de escritores indios a quienes el desparpajo les puede, por encima de todo lo demás, y el humor es la clave con la que se sienten cómodos a la hora de dar vida a sus ficciones.
Sankar es en este libro uno de ellos y apuesta por un tono pícaro para contar las andanzas del protagonista, un joven empleado de oficina que pierde el trabajo y ha de buscarse la vida en un entorno inhumano y amenazador.
¿Una tragedia? Nada de eso, porque la vida cuando se mueve a ras de suelo evita los sentimentalismos y obliga a espabilar para salir del atolladero. Y el autor, colaborando con la vida, inventa soluciones y se busca artificios para que la acción discurra por cauces que invitan mucho más a la sonrisa que a las lágrimas.
Por supuesto, a nuestro atribulado personaje lo persigue la desgracia. El mundo es arisco para él y aprieta pero no ahoga. Y justamente, en ese acontecer de las cosas, donde siempre hay escapatorias que ayudan a sobrevivir (a veces casi milagrosas) es donde nuestro hombre, joven, ingenuo y dotado de bondad natural, descubre una filosofía de la vida. Descubre el camino de la ‘maldad’.
“Estaba solo en este mundo egoísta y la única manera de seguir mi propio camino era a través del ingenio y la astucia (…) Jamás sería invitado de honor a esos alegres festejos de la vida, de modo que tendría que colarme por la puerta de atrás”.
Y Sankar cuela a su personaje por la puerta de atrás en el opulento mundo del lujo y de la riqueza poniéndolo tras el mostrador de la recepción del más elegante hotel de Calcuta. Clientes ricos que van y vienen, cargados con sus manías y sus historias, componen el nuevo paisaje que se abre ante sus ojos, además de un plantel de compañeros de trabajo, todos ellos cargados, también, con una buena dosis de extravagancia.
Los ingredientes están sobre la mesa para cocinar con ellos las situaciones más absurdas. Más que los incidentes propios de la vida en un gran hotel son los líos propios de la vida misma los que se enredan ante los ojos de nuestro hombre, lo involucran y crean mil y una situaciones con sus respectivas dosis de humor. La India desfila, así, ante el lector, y compone una comedia, donde los personajes se ríen de sí mismos. El mundo de Calcuta se hace caricatura y los duelos se convierten en regocijo.
Chowringhee es el barrio elegante donde se asienta el hotel Shahjhan que para su novela ha construido Sankar. Un microcosmos por el que asoman retazos de la ciudad entera y de mucho más allá. Quien desee acercarse a la India con la falta de rigor que lleva consigo la picaresca y la falta de complejos que demuestra el autor deberá dirigir sus pasos a Chwringhee con la seguridad de que pasará un buen rato entretenido en la lectura.
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