jueves, 22 de marzo de 2018

Dios no vive en La Habana

Dios no vive en La Habana

Yasmina Khadra
Alianza, 2017
274 pp.

Una Cuba construida sobre la ficción y centrada en el microcosmos de un cantante en decadencia compone 'Dios no vive en La Habana', una novela ligera, fluida y que se lee de un tirón.


Yasmina Khadra
Alianza, 2017
274 pp.





No debe ser habitual que las traducciones superen a las versiones originales de los libros, pero en esta ocasión es muy probable que sea así porque el traductor, cubano, introduce ese modo de hablar tan propio de la isla del Caribe a la novela, escrita originalmente en francés, y centrada en la Habana.

Cuba es la protagonista de la historia, que nos cuenta Yasmina Khadra, y por la que no fluye nada más que la vida misma, que no es poco.

Una vida cuyos aderezos resultan cien por cien cubanos y que son, con todas las licencias de la ficción, un espejo de ese mundo tan particular como es el de Cuba en el presente.

La música, cómo no, aparece en primer plano de la mano de un artista, digamos que de segunda división, pero de éxito y que vive para ella. El curso de los acontecimientos sigue el ritmo de un país donde la burocracia se tiñe de política y de influencias marcadas por los afectos y las frustraciones. La vida cotidiana se las apaña con las penalidades de un progreso encallado en el fracaso. Una vida donde la miseria ronda por todas partes y la gente se refugia en su mecedora a la espera de verla pasar. Y el amor, ese amor caribeño, desbordante que es la luz de la vida y que contiene también sus desgarros no vaya a ser que la felicidad arruine la sombra de desconsuelo que a todo lo cubre.

Yasmina Khadra, procedente él mismo de un país castigado por la deriva del presente -Argelia- y dominado también por un partido, sino único, casi único, ha sabido captar las entrañas de esta Cuba terminal cuya población se empeña en vivir y en buscar la felicidad que sigue colándose por estrechos resquicios. Y de esta Cuba donde el ‘oficialismo’ marca las pautas del día a día sin demasiadas sorpresas porque lo más que puede esperarse de su empeño es que todo siga igual.

Son pocos los mimbres que sostienen el curso de la historia que nos cuenta el autor. Y sin embargo la intriga despega con la potente imagen de ese músico mediocre e incombustible al mismo tiempo. Yasmina Khadra juega con habilidad y demuestra que no hacen falta esos golpes de efecto a que nos tienen acostumbrados las series televisivas para armar un relato que atraiga. Suavemente, paso a paso construye una novela que se lee de un tirón, con la cabeza del lector puesta en el qué pasará y con el sabor de ese ambiente cubano que resuena al compás de su música.

Una Cuba construida sobre la ficción y centrada en el microcosmos del personaje principal de la trama compone una novela ligera y fluida. Y se convierte en un balcón desde el que asomarse a un pequeño mundo donde afloran las miserias y también las grandezas de este país extraordinario que es Cuba.

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martes, 6 de marzo de 2018

Aliapiedi ... en Dublín

Aliapiedi ... en Dublín

Alia Zuffi
Aldebarán, 2017
132 pp.

Quienes tengan en mente ir a Dublín, o no ir pero acercarse a la capital irlandesa desde el sillón de su casa, encontrarán en 'Aliapiedi... en Dublín' el mejor de los aliados.


Alia Zuffi
Aldebarán, 2017
132 pp.





Entre las distintas maneras que puede haber de viajar, una es la de ir de la mano de Alia Zuffi.

Alia escribe bien, escribe fácil, utiliza un vocabulario extenso para describir lugares, situaciones y sensaciones, sazona siempre lo que cuenta con un fondo de humor que matiza su relato, es incansable tratando de sacarle todo el jugo a cada instante y deja claro que no da un paso sin haberse informado previamente para que nada escape a su mirada.

La preparación del viaje, reconoce ella misma, es casi una obsesión, pero es también la condición para disfrutarlo y para vivirlo con toda la intensidad. En el caso que nos ocupa, además de Dublín y de una excursión a Belfast, la visita a algunos alrededores de la capital irlandesa pone un contrapunto a lo que hubiera sido un viaje demasiado urbano y desvela el deseo de no perderse nada y el anhelo constante de alcanzar un poco más allá.

El lector imagina en su lectura a Alia con un grueso cuaderno de notas apuntando continuamente cuanto encuentra, cuanto le ocurre y cuantas cosas piensa mientras camina. El suyo es un relato detallado, casi paso a paso, que sirve al lector para viajar auténticamente desde su casa porque lo que comunica Alia son sus sensaciones y reflexiones corriendo en paralelo al recorrido físico por calles, edificios y paisajes.

El hambre, el cansancio, la lluvia, esa desorientación que atrapa al viajero cuando el mapa parece ajeno a la realidad de las calles, la desolación de algunos barrios, el gozo que se respira en otros, el alivio de encontrar por fin un restaurante... conforman ese viaje al que la autora invita al lector.

El tono que emplea Alia es familiar, acoge al lector como uno más, para formar grupo con su pareja que la acompaña. Y por eso este Aliapiedi... en Dublín está lejos de ser una guía aunque pudiera serlo por la cantidad de información que contiene. O según se mire es una magnífica guía si las guías se propusieran ser amables y consideraran al lector como un amigo.

Seis días es bien poco. Es el tiempo que abarca este viaje mínimo por Irlanda que parece hecho para animar al lector con los días justos para sacarle el mejor partido a una semana corta, variada, siempre interesante y llena de cosas que hacer, y disfrutar.

Quienes tengan en mente ir a Dublín y quieran estrenarse con una sesión previa para hacerse la idea del sabor del viaje y de todo cuanto les espera una vez estén allí, lo mismo que quienes estén pensando en preparar el viaje y quieran empezar a hacer una selección de las cosas que ver o quienes quieran simplemente pasear por Dublín y más allá de Dublín desde el sillón de su casa, encontrarán en este Aliapiedi... en Dublín el mejor de los aliados.

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