León Lasa
Almuzara, 2014
270 pp.
León Lasa regresa como compañero de viaje del lector, o si se prefiere como su guía, en este recorrido por las tierras del oeste de Irlanda. Nos acostumbramos a esta compañía con su libro En Noruega y luego leyendo Viaje a la Antártida y volvemos a sentirlo a nuestro lado ahora cuando escuchamos su voz con ese tono descriptivo del viajero sin prisa y que busca un confidente a quien contar lo que sabe, lo que ve y lo que siente.
Lasa es el viajero solitario que ve, al mismo tiempo que reflexiona y desgrana las pequeñas experiencias del momento, envueltas en un asentado conocimiento, adquirido en una buena preparación del viaje y en las elucubraciones que surgen de su particular sensibilidad. Lo de León Lasa es una especie de conversación tranquila con el lector a quien hace partícipe de sus cuitas.
Por el Oeste de Irlanda no es, en realidad, el más reciente de los libros del autor. Fue, en orden cronológico, el primero, pero se agotó hace ya un tiempo y ha vuelto a aparecer en una edición actualizada y tan interesante como pudo ser la primera. Bienvenida la reaparición de un libro dedicado a un país que parece que no necesita que se ocupen demasiado de él porque su literatura es tan rica que son muchos los testimonios que han hablado de sus tierras y de sus gentes.
Lo primero que llama la atención del viaje en el que se inspira León Lasa es que se trata de un viaje a pie. A estas alturas lo de viajar a pie es una rareza, pero es también el modo de gozar de unas experiencias que solo la lentitud del que camina proporciona.
Lo segundo es el amplio conocimiento de anécdotas de todas clases con el que el autor ilustra su relato. Anécdotas variadas, históricas, personales, sacadas de leyendas que abren el horizonte y que sacan el discurso del inmediato presente para ampliar la perspectiva buscando otros contextos y otros horizontes que enriquecen y animan esa conversación –o más bien ese monólogo- que Lasa mantiene con el lector.
Lo tercero que llama la atención es la extensa colección de referencias con las que León Lasa conecta los lugares que visita durante su viaje y España. Y ese será quizá el aspecto con el que el lector se sentirá más sorprendido porque resulta que España ha tenido una presencia en tierras irlandesas cuyo recuerdo el tiempo ha borrado y que ahora, de la mano del autor, recuperamos y que nos sirve sin darnos cuenta para establecer una relación de afecto con esa Irlanda con la que pensábamos que nada teníamos que ver.
Una fuerte sensación de realidad destila el relato de León Lasa. Una realidad que se desprende del detalle con el que desgrana su narración y con esa proximidad que el lector siente cuando escucha la voz del autor que no deja de hablarle.
Irlanda vive y va tomando color a través de encuentros que el autor realiza con las personas más diversas, a través de los paisajes, de los accidentes geográficos del ambiente de los pueblos, de la lluvia del camino, del ambiente de un pub y del calor de la conversación de los parroquianos. La de León Lasa es una Irlanda a ras de suelo vista desde una perspectiva que el lector reconocerá como próxima y con la que se sentirá cómodo y agradecido porque le permitirá aprender cosas nuevas y al mismo tiempo compartir los aromas de un viaje agradable y sobre todo insólito: “un recorrido a pie por uno de los paisajes más cautivadores del mundo” –como reza el subtítulo del libro.
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