lunes, 27 de junio de 2016

Patria o Muerte

Patria o Muerte

Alberto Barrera Tyszka
Tusquets, 2015
246 pp

Alberto Barrera, con su novela Patria o Muerte, nos lleva a la Venezuela de hoy de la que han desaparecido el Caribe, la selva y toda poesía, en un thriller político lleno de intriga.


Alberto Barrera Tyszka
Tusquets, 2015
246 pp






¿Y qué fue de Venezuela? Dónde están Chichiribiche, una especie de paraíso marginal en el Caribe, o el delta del Orinoco con sus pueblos perdidos entre regueros de agua envueltos en la selva, o Los Llanos con sus espacios enormes y aislados, o Canaima y los misteriosos tepuys? ¿Qué pasó con un destino que los viajeros acababan de descubrir y que de pronto quedó en nada? Que quedó en el olvido porque desapareció de los programas de las agencias de viajes como por ensalmo y de la imaginación de cualquier viajero.

Alberto Barrera nos lleva a la Venezuela de hoy. Una Venezuela sin ron ni islas Margarita que traigan los aromas de ese trópico que anhelamos en Europa, lleno de vida y bendecido por la naturaleza. Porque ese país, al menos en el imaginario colectivo, desapareció inmerso en un pulso feroz -en una guerra, para muchos- contra el imperialismo opresor que ejercían las potencias de afuera y los ricos de adentro a costa de la mayoría desheredada y abatida antes de la ascensión de Chávez al poder.

Como en una obra teatral, un cambio de decorado hace visible una realidad diferente, crea en el mismo espacio que antes conocía el espectador un lugar nuevo, y puestos a hablar de Venezuela un país distinto. En este cambio de escenario, en este trastrueque de ambientes y de luces está Alberto Barrera con su novela Patria o Muerte que nos lleva a la Venezuela de hoy de la que han desaparecido el Caribe, la selva y toda poesía. Una Venezuela partida por la línea que separa el oficialismo y la oposición e impregnada por una atmósfera de hostilidad, de sospecha, de temor de unos frente a otros bajo la mano férrea de lo que no es más que una dictadura militar.

Pero Alberto Barrera está muy lejos del panfleto. Nada en su novela suena a soflama política, aunque por supuesto su posición es clara a través de la narración y de sus personajes. Estamos ante una novela de intriga. Una novela política que si no fuera el reflejo declarado de una realidad nos haría hablar de una intriga policial. Todo transcurre durante los últimos meses de la vida de Chávez, aquejado de una enfermedad que lo lleva a Cuba y que es fuente de toda clase de rumores. Una atmósfera de desasosiego es lo que ahora da color al país y marca a cada uno de los bandos que intenta leer en ella, en esa incertidumbre que envuelve la vida del caudillo, tanto como el futuro el presente.

Personajes muy distintos se cruzan en el desarrollo de la trama y ponen en marcha lo que parece una simulación a escala menor de lo que resulta Venezuela entera.  Una especie de metáfora del país. Un médico, un periodista, un alto funcionario, unas militantes del chavismo, una víctima de la delincuencia común, la policía y el propio Chávez, sobre todo el propio Chávez se ponen en movimiento para representar una escena de amplio espectro que habla de la Venezuela de hoy.

Sin duda, el lector que tome en sus manos el libro tendrá sus opiniones formadas acerca del tema. Y es probable que no sean muy buenas en lo que a Chávez se refiere si las ha formado de lo que llega a través de los medios de comunicación. La Venezuela chavista espoleada por un líder marrullero, un militar golpista, un genio de la predicación televisiva y un incontinente verbal no puede dejar buen sabor a casi nadie. Pero he aquí que nuestro autor se muestra mucho más afinado de lo que dan a entender los trazos gruesos de una descripción tan abrumadoramente negativa. Y promueve la idea de que Venezuela no es solamente un circo.

Aunque el país se ha polarizado hasta convertirse en una caricatura burda, enrocada en los extremos, el carisma de Chávez es un prodigio de trabajo de manipulación y de inteligencia. Inteligencia mezclada con milimétrica ingeniería, pasión combinada con una lúcida intuición acerca de lo que esperan las masas desheredadas, conocimiento real y fina política expresada en forma de bravatas y groserías para crear una imagen cercana al pueblo y activamente opuesta a quienes fueron los amos de Venezuela antes del advenimiento de la revolución bolivariana.

Patria o Muerte es una excelente novela política que retrata un país donde todo fue eclipsado excepto la política. Un país que hace su vida partido en dos e irreconciliable. Hoy, al hablar de Venezuela vemos sobre todo eso y por este motivo resulta relevante, además de enormemente entretenida, la novela de Alberto Barrera que nos lleva a los entresijos de la actualidad y nos asoma a una realidad que casi parece una ficción.

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martes, 7 de junio de 2016

Estambul otomano

Estambul otomano

Juan Goytisolo
Península, 2015
142 pp.

El imperio otomano fue para occidente un gran desconocido. Envuelto en el misterio, las noticias que llegaban de él estaban más cerca de la fantasía que de la realidad. Con 'Estambul otomano', Goytisolo se propone abrir una puerta a la realidad.


Juan Goytisolo
Península, 2015
142 pp.





No es un secreto que Juan Goytisolo conoce el mundo musulmán sobradamente, ha escrito sobre él y da la impresión de sentirse a gusto en sus recovecos, sus particularidades y contradicciones. Y también, que ha dedicado a Turquía y al imperio y la cultura otomanas una atención muy especial. Es un maestro y su voz está cargada siempre de interés.

Estambul otomano forma parte de este universo en el que Goytisolo bucea para entresacar lo que hay de realidad en el relato confuso que ha llegado a nosotros a base de prejuicios, fabulaciones, viejas habladurías, escritos de viajeros pretéritos y demás invenciones que resultaron de la necesidad de dar rienda suelta a la fantasía.

El gran imperio que durante cerca de quinientos años reinó en lo que fueron tierras bizantinas, que sustituyó la cultura, las costumbres y la religión de orígenes clásicos que fueron las bases de Bizancio y que se convirtió en amenaza y al mismo tiempo en materia de admiración para Europa, fue, al fin y al cabo un gran desconocido.

Goytisolo, en este Estambul otomano que se reedita ahora, se propone poner las cosas en su sitio. Quiere matizar o desmentir tantos bulos como corrieron acerca del gran imperio del Levante y servirse de su capital para ir destacando temas que arrojen luz sobre ese mundo velado que fue Turquía hasta principios del siglo XX cuando se convirtió en república.

Estambul no se construyó en un día y como capital de los turcos fue una metrópoli espléndida durante siglos. Además, la distancia entre la vida del bazar y la del exclusivo entorno del sultán era absoluta. A lo largo de siglos y con tan abrumadoras diferencias no es de extrañar que la misma ciudad cambiara y que las noticias que llegaban de ella y de sus gentes fueran diversas y a menudo contradictorias. Pero tanto como el tiempo o las diferencias, influyó a la hora de transmitir a occidente una imagen distorsionada de la capital otomana, la desconfianza con que era vista aquella poderosa ciudad, capital de una nación enemiga, estandarte de una religión hostil y tan encerrada en sí misma que el viajero o el diplomático que regresaba después de haberla visitado acababa hablando de ella más por intuición o por lo que le contaron que como resultado de una experiencia real.

Para salir de tanto entuerto, Juan Goytisolo opta por la pedagogía, por ir poniendo en orden las ideas paso a paso. Y para ello, nos habla del imperio y de la concepción del poder que había tras él, nos habla de las costumbres que podían causar consternación y curiosidad por igual en Europa -el harén, el trato a las mujeres, la vestimenta, la fidelidad, la crueldad...- y nos habla de la combinación del mundo musulmán y del turco, que da lugar a ese curioso y temido ejército que fue el de los jenízaros o al florecimiento de derviches y de sectas que tanto marcaron ese imperio que creció bajo la protección absoluta del sultán.

Pero Goytisolo además de atender a estos trazos profundos que afectan a la cultura, a la religión o al poder, también mira a la calle, esa calle donde conviven con los musulmanes los judíos y cristianos, los funcionarios y comerciantes, los artesanos y marinos. Y le dedica atención al bazar, a los gremios y a los oficios diversos que daban vida a sus calles y que marcaron 'por abajo' la vida de Estambul como lo hizo 'por arriba' el sultán y toda la corte.

El tono de Goytisolo en este libro tiene mucho del que correspondería a un pequeño estudio académico, ordenado en la sucesión de asuntos por los que transita, acompañado de citas que explican o justifican su relato, equilibrado y bien medido de forma que ninguno de los temas resulta al lector abrumador. Más bien al contrario, breve y sin más extensión de la necesaria para darle un conocimiento justo y rico en contenido. Estambul otomano no es una guía al uso. No sirve para encontrar un monumento o informar sobre él a quien visite Estambul. Pero sí es una luz que ilumina la capital y buscando en sus raíces destaca esas esencias que hacen de la capital turca la ciudad más extraordinaria.

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