Flann O’Brien
Nórdica, 2008.
157 pp.
Es éste un libro peculiar y diferente. Una novela, escrita en gaélico en 1941 y firmada con seudónimo por su autor, Brian O’Nolan, a quien su trabajo como funcionario le impedía publicar con sus propio nombre. Conviene saber que en aquel momento la república irlandesa estaba recién creada y buscaba darle fundamento a su existencia por todos los medios a su alcance.
¿Cuál es el asunto del libro? El excelente y breve prólogo del traductor, Antonio Rivero, nos informa de que es una parodia de las obras que en aquel tiempo proliferaban para fomentar la identidad de la jovencísima república irlandesa, que solo tenía 20 años de existencia. Todos estos datos parecen retratar una obra sesuda, adecuada para expertos en oscuras joyas literarias. Y sin embargo es un libro ligero, divertidísimo, con humor inteligente, una sátira que en pocas páginas y sin un asomo de pedantería hace reir y también reflexionar.
El protagonista del libro, narrado en primera persona, es un “verdadero gaélico” y esto le obliga, naturalmente, a beber sin parar, bailar hasta caer rendido, comer patatas cocidas día y noche y vivir en la más abyecta y sucia de las miserias.
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Como en todas las parodias excelentes - El Quijote o El gran dictador- la formidable herramienta del humor nos hace ver las bambalinas que se esconden detrás de las grandes palabras y desmonta los estereotipos que aprisionan a los individuos diciéndoles cómo debe ser un “verdadero" irlandés - o español, musulmán, patriota, madre...
El espinoso tema de las identidadas está hoy encima de la mesa con tanta intensidad como entonces, y ha adquirido un tono tan trascendental que resulta refrescante y liberador leer esta historia agudísima, en la que se hace chanza de los topicos y se desnudan los estereotipos.
¿Es útil esta lectura para conocer o comprender Irlanda? Desde luego que sí; no sólo porque repasa uno a uno todos los aspectos de la imagen tópica de Irlanda, sino tambien porque lo hace con herramientas “verdaderamente gaélicas”: humor y más humor.
Una lectura que recomiendo con entusiasmo, y un autor cuyas obras buscaré desde ahora, como hace una legión de seguidores en todo el mundo, entre ellos Harold Bloom, el exigente autor de El canon occidental, que considera esta novela una de las dos mejores en habla inglesa.
domingo, 22 de junio de 2008
La boca pobre
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