Ana Fuentes
Aguilar, 2012
228 pp.
Hay China de sobra para dar vida a nuevos libros, diferentes todos ellos, escritos desde puntos de vista distintos, matizados por miradas singulares… Y es que China se ha convertido en un fenómeno de dimensiones tan espectaculares que cualquier explicación se queda corta o se queda antigua con el paso de unos pocos años.
Ana Fuentes es la última ¿? en lanzarse al ruedo para contar su experiencia. Material no le falta porque vivió en Pekín y como corresponsal de la cadena SER y de otros medios internacionales tuvo que meterse en harina para informar sobre el país y para enterarse a fondo de lo que estaba hablando.
Solo hay que leer las dos primeras páginas del libro para concluir que lo que cuenta va a interesar y para despertar el gusanillo de seguir leyendo. Ana Fuentes evita sumergirse en teorías y en análisis sobre la situación del país. Elige dar la voz a diez personas para que nos cuenten su vida y para hacerles un ‘retrato’. Un retrato que por detrás del personaje retratado añade un plano de fondo que define el contexto y muestra una parte de la realidad del país. Diez retratos que son los diez capítulos en los que se divide el libro y que están elegidos por lo que tienen de distinto y de revelador de la insólita variedad de situaciones y de matices que tiene la China de hoy.
La introducción del libro pone la miel en los labios del lector porque describe en muy pocas palabras cuál es el foco al que apunta cada uno de los capítulos del libro. Y porque muestra que la autora tiene cintura –y tiene los medios- para llegar a personas a las que no es fácil acceder, a espacios de penumbra donde los protagonistas son reacios a hablar o donde la ‘realidad’ oficial impone una sordina difícil de romper.
Ana Fuentes habla en su libro de los ‘hijos de papá’, esa generación nacida en el seno de familias pudientes que vive en la estratosfera del país de a pie y que es al mismo tiempo la semilla de la nueva hornada de emprendedores cargada de recursos y de ambición. En contraste con ella, se mete también en el entorno de los disidentes, jóvenes al igual que los hijos de papá pero empujados a vivir contra las cuerdas en un ring donde la política del gobierno está poco por la labor de quienes ponen en cuestión su poder o airean los trapos sucios de las cloacas del sistema. Habla, en otro capítulo, con la mujer de un homosexual que representa, en realidad, a un numeroso colectivo de mujeres envueltas en la miseria de ocultar la condición de sus maridos y la suya propia, dentro de una sociedad rígidamente tradicional e intolerante. Entrevista a un viejo maestro en artes marciales a quien acompaña en sus clases y al que ve en la relación entregada de sus discípulos que lo veneran y protegen de acuerdo con un código moral que contrasta con la imagen de la China rupturista del presente. La vida de una prostituta, la de los jóvenes ‘colgados’ de Internet, la de quienes viven los conflictos étnicos que a duras penas consigue contener el gobierno, la de un taxista, la de una famosa ‘consultora’ para empresas… van desfilando por las páginas de este libro para dar al lector la oportunidad de asomarse a China desde los ángulos más diversos..
Libro interesante, fresco, con el atractivo del calor de las personas y no solo de la presencia de hechos o de cifras, Hablan los chinos nos acerca a lo que se ha convertido en el país más sorprendente del planeta y nos ofrece, tal y como indica el subtítulo, un abanico de ‘historias reales para entender a la futura potencia del mundo’.
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