Titus Burckhardt
Olañeta, 2010
261 pp.
Una reedición en 2010 me devuelve a este libro luminoso, profundo, sutil y culto cuya lectura, sin duda, recomiendo y que apoyo en una lista de elogios que tal vez sea excesiva. Después de todo, el encuentro con un libro tiene mucho de relación personal y seguramente de flechazo.
La edición, como acostumbra Olañeta, es exquisita, empezando por el papel. El texto es de una claridad ejemplar y el contenido refleja la inspiración de un conocedor profundo y al mismo tiempo deslumbrado por aquello de lo que habla. El autor, Titus Burckhardt, es un suizo alemán nacido en una familia de intelectuales. Un Burckhart aparece como el ‘descubridor’ de Petra para los europeos, otro figura como un gran intelectual que presta su imagen a los billetes de banco suizos, otro es un celebrado escultor. Partícipe de esta saga, Titus repite el papel de intelectual centrado en el arte, la cultura y sobre todo en el Islam: en lo más hondo del Islam y en las corrientes sufíes cuyas doctrinas compartió intelectual y vitalmente.
¿De que nos habla Titus Burckhardt en su libro? Nos habla de Fez, pero en paralelo nos habla también del Islam en el Magreb y en definitiva del Islam como religión, como civilización y como modo de vida. Y nos habla de todo en términos sutiles, buscando referencias que nacen tanto de raíces doctrinales, como de los sentimientos que brotan de la cultura y como de los sentidos. Nos transmite una visión envolvente que rompe con una presentación plana del fenómeno religioso y nos acerca, como lectores, a una sensibilidad llena de reflejos, profunda y rica.
La descripción de su llegada a Fez con la que abre el libro es hondamente evocadora, lo mismo que los primeros pasos por la ciudad donde describe las calles, casas, gentes y animales, los sonidos, la luz, el efecto embriagador de la poesía, la medina…
Pero más allá de los sentidos, esta ciudad tan rica en historia abre además el cofre de las esencias del Islam. Y lo abre con el apoyo de los maestros más sólidos del pensamiento musulmán. Entre ellos, por supuesto no puede faltar Ibn Khaldún, llamativamente incisivo en la interpretación de la sociedad islámica y de los círculos sobre los que se mueve su historia.
El peso del desierto, con la incontenible energía de las tribus que de él se alimentan, explica las oleadas fecundas que almorávides, almohades, meriníes… producen, que marcan el ritmo de la historia en el occidente musulmán y llevan hasta los Pirineos una impronta política y cultural que se mantendrá durante siglos y determinará la suerte del mundo.
Pero Burckhardt no se detiene en estos y otros accidentes de la historia, porque se propone buscar en las esencias para sacar a la luz los sutiles cimientos que hacen que la tradición islámica conforme de hecho una sociedad distinta de la cristiana. Desde el rey –el califa- hasta el artesano, el papel de los personajes y el modo de interpretarlos difieren profundamente en el mundo cristiano y en el musulmán. Y difieren porque se basan en concepciones que, tanto el origen dispar, como el tiempo, han impuesto en las respectivas visiones del mundo hasta crear universos vitalmente diversos.
Nada más alejado del relato de Burckhardt que la interpretación simple que hoy domina en el mundo occidental sobre el Islam. Historia, cultura, religión, filosofía se dan la mano en este libro extraordinario lleno de matices que permite al lector adentrarse en el mundo ajeno. Y que permite, al mismo tiempo, ver con nuevos ojos a Marruecos y a Fez.
Burckhardt, como se advierte en la lectura del libro, no es solamente un intelectual. Traspasó la barrera cultural que separa la mentalidad de raíz europea para penetrar profundamente en esa otra que brotó en Arabia y alcanzó el Magreb para hacer del Islam un mundo basado en claves distintas. Pasó años enteros en Fez. Conoció la ciudad como nadie. Buscó a los maestros espirituales que mejor podían introducirlo en el corazón de la doctrina musulmana. Convivió con estudiosos. Apreció el peso de la cultura depositada durante tantos siglos de pensamiento y de vida en la ciudad. Y devolvió su afecto por ella cuando, nombrado por la Unesco, emprendió la apasionante labor de trabajar por la conservación de la medina de Fez para hacerla Patrimonio de la Humanidad.
Fez, ciudad del Islam es un libro de gran calado: humano, sensible, profundo, enciclopédico de alguna manera porque pretende abarcar una concepción entera del mundo a través de los accidentes que componen la realidad cotidiana. Y por ello es una lectura que disfrutará cualquiera que sienta el deseo de acercarse tanto a la ciudad, como a Marruecos, como al mundo musulmán guiado por un maestro que mostró por los tres -Fez, Marruecos y el Islam- además de una curiosidad sin límites, un profundo afecto.
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