Sociedad Geográfica Española
Geoplaneta, 2010
320 pp.
¿Conoce alguien a la monja Egeria? ¿Suenan los nombres de Gonzalo Guerrero, García Jofre, Luis de Mármol, Alonso Carrió, Juan Víctor Abargues o Joaquín Gatell? Seguramente a alguien le sonarán e incluso estará familiarizado con ellos porque merecen ser conocidos. Pero lo más probable es que quien se tropiece con nombres como estos no tenga la menor idea de quienes son los personajes que se esconden tras ellos.
Y el caso es que debieran ser célebres porque forman parte de una plétora de exploradores que desde tierras españolas se lanzaron al mundo por rutas desconocidas y dieron noticia de ellas a través de sus relatos.
Cuesta pensar que haya habido muchos exploradores españoles cuando en el imaginario colectivo la exploración parece que fue cosa de ingleses, sobre todo, justo antes y durante las épocas de la gran expansión colonial de Europa. Hablamos de lo que ha pasado por ser la época dorada de la exploración, allá por el siglo XIX. Y sin embargo, ningún pueblo contribuyó tanto a conocimiento del mundo y a la exploración geográfica como el español a partir de los últimos años del siglo XV, tras el descubrimiento de América, y durante los cincuenta años siguientes.
Sospecho que el lenguaje jugó a España una mala pasada. Los exploradores como Livingstone tenían bien claro su papel y así lo reconocían las sociedades geográficas que los apadrinaban y los periódicos que daban voz a sus relatos. A los españoles nos tocó el papel de descubridores o de conquistadores en los tiempos en que más activa estuvo España en la exploración del mundo. Y en esos papeles quedó posiblemente relegada a la historia y a la polémica sobre la conquista de América una actividad que aportó al conocimiento geográfico avances de una importancia extraordinaria.
Pero no todo fue cosa de la leyenda negra a la hora de ignorar a nuestros exploradores. Lo que quizás fue resultado de un complejo de inferioridad de España frente a otros países llevó a silenciar su labor y a mantenerla en secreto bajo la idea de que divulgar los conocimientos ponía en riesgo la propia seguridad. Pero además, tampoco hubo interés en difundir noticias de las exploraciones. Seguramente no estaba España por la labor ni tenía instituciones ni medios con vocación para ello.
El Atlas de los exploradores españoles rompe ahora el silencio y recupera la memoria de lo que fue la contribución de España al conocimiento del planeta. Más de doscientos nombres aparecen reseñados en él, como parte de una selección en la que ha habido que recortar para no alargar demasiado el libro. Desde la época romana hasta la actualidad se recoge el testimonio de viajeros de los perfiles más diversos que dejaron huella en el saber geográfico a través de informes, declaraciones, mapas y relatos diversos.
La iniciativa ha partido de la Sociedad Geográfica Española y han contribuido al texto y a las numerosas imágenes que lo ilustran un buen número de autores -historiadores y académicos unos, investigadores otros- y de editores que han conseguido una obra tan completa como atractiva y llena de interés.
Justamente, del interés hay que hablar en esta reseña, porque se ha puesto de relieve con la aparición de la segunda edición del libro, que se agotó de forma casi inmediata en su primera entrega sorprendiendo a casi todos. La excelente y cuidada edición influyó sin duda en el éxito de la edición primera. El tono ameno con que está escrito y el formato a base de cortas biografías de los personajes que ponen de relieve sus hazañas y nos los devuelven, rescatándolos del olvido, también. La intención de no perder de vista el contexto histórico y de enmarcar a cada uno en el momento en que vivió ayuda a explicar una acogida tan favorable. Y con toda seguridad, la sensación de que era éste un hueco en el conocimiento de la propia España que había que rellenar abrió las puertas a una acogida tan calurosa.
¿Cómo tardó tanto en aparecer un atlas de la exploración geográfica y científica del mundo por parte de los españoles? Probablemente porque nadie como la SGE tuvo la vocación, el empeño y el acierto de hacerlo. Hay que celebrar, pues, que por fin contemos con un Atlas de los exploradores españoles tan lleno de atractivos y tan exitoso.
Ver la presentación del atlas en De Viaje
domingo, 7 de marzo de 2010
Atlas de los exploradores españoles
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