Norman Lewis
Alba, 2009
306 pp.
Hay realidades que requieren tiempo y empeño en la observación para hacerse visibles. Otras que el viajero percibe casi de inmediato, aunque su interpretación no sea fácil y requieran de información y conocimientos elaborados para comprenderlas en toda su amplitud. Para quien visita Sicilia, la realidad de la mafia se hace perceptible a poco que se mueva por la isla.
No es que los sicilianos tengan aspecto de delincuentes o de víctimas ni que su comunicación con el forastero delate una barrera producida por el miedo o por la necesidad de ocultar información. La cosa es mucho más simple y también más clara. Un recorrido por los principales pueblos del interior muestra un urbanismo degradado hasta el extremo. Absurdo incluso para un país como Italia donde la picaresca suplanta al recto espíritu de las leyes y la vida inventa veredas imaginativas por donde se cuelan los despropósitos más variados.
Lo de Sicilia es demasiado llamativo, es muy notorio en una isla de belleza y atractivos inmensos. Y sin embargo la mafia permaneció oculta durante décadas a los ojos de todos y se movió por detrás de la escena, en un país donde una buena parte de la política transcurrió en una semiclandestinidad.
Sin embargo, la existencia de la mafia era al mismo tiempo un secreto a voces. Tan a voces que altos personajes del gobierno y las instituciones de los EEUU fueron investigados e interrogados con luz y taquígrafos en relación a los tejemanejes de determinadas agencias oficiales con otros personajes, mucho más oscuros, de lo que era en realidad otra forma de gobierno, aunque no explícita, asentada en Sicilia.
En la investigación y divulgación pública de lo que es la mafia Norman Lewis es un nombre imprescindible y su libro La Honorable Sociedad un hito que empieza a desvelar en profundidad, acudiendo a referencias históricas y a hechos recientes, la auténtica dimensión del fenómeno.
Norman Lewis ha destacado como novelista y como autor de importantes libros de viajes. Pero antes, trabajó para los servicios de información británicos y tuvo, sin duda, un puesto de observación privilegiado en la operación de desembarco y conquista de Sicilia por parte del ejército norteamericano. Él mismo cuenta ese secreto a voces de la alianza con la mafia para desbancar al gobierno fascista que sirvió en bandeja la victoria militar a los americanos y una patente de corso a los mafiosos para instalarse en el poder sin condiciones ni preguntas embarazosas.
Lewis tiene la osadía de abrir los ojos, declarar la realidad de la mafia y explicar cómo es y por qué. No es evidente ninguna explicación sobre una organización tan atípica. Su carácter sanguinario, unido a su sólida moral de respeto y de fidelidad a sus principios, su explotación descarnada a la vez que su protección sobre poblaciones débiles e indefensas, su religiosidad y su descreimiento requieren una mirada fina para desbrozar la maraña de síntomas bajo los que se esconde esta sociedad esquiva pero omnipresente.
Lewis afirma que el origen de todo el embrollo está en la pervivencia de una sociedad feudal en un grado superlativo. Y trata de mostrar como en Sicilia se ha producido una cadena de acontecimientos históricos que no ha tenido reflejo en ningún otro lugar. Los grandes latifundios romanos se mantuvieron en la edad media y si bien la llegada de los industriosos árabes pudo abrir la oportunidad a innovaciones, la conquista de la isla por los primitivos normandos devolvió las condiciones sociales al más puro feudalismo y conservó una estructura de la propiedad a base de latifundios que se mantuvo casi hasta el presente.
Lewis desgrana la situación y sólo acude a la historia para dar las claves del fenómeno. El detalle, esa mafia con nombres y apellidos, la extrae se su propia investigación y de los sucesos que los periódicos y la justicia han hecho aflorar. Poco a poco entra en el carácter de la mafia, en sus costumbres y en esos rasgos contradictorios que la caracterizan. Muestra el por qué de su infiltración en la sociedad y de su fuerza.
Si era un secreto a voces la ayuda de la mafia al desembarco norteamericano en la isla, era menos conocido del público el hecho de que en ese momento la Honorable Sociedad pasaba por sus horas más bajas después de que Mussolini consiguiera descabezarla y hubiera puesto en la cárcel a buena parte de sus miembros. El precio que se paga por la ayuda en la guerra es enorme y destapa la boca de ese túnel inmenso y oscuro de la connivencia entre los políticos de la Democracia Cristiana y la mafia siciliana.
Lewis no toca este tema tan trascendental. De hacerlo probablemente hubiera debido escribir una enciclopedia. Para entendernos, si recordamos la noticia del apresamiento de los grandes mafiosos, de Provenzano o de Totó Riína, vemos que Lewis proyecta su luz sobre estos hombres refugiados poco menos que en un corral, gobernando la mafia a golpe de pizzinis –esos papelitos escritos a mano con órdenes escuetas- que un campesino cualquiera trasladaba a la ‘organización’ y sin otra lectura que un pobre misal.
Quedan por aclarar esas otras fotos de los mismos personajes recibiendo –y besando discretamente- a los grandes políticos nacionales en encuentros difícilmente comprensibles a la luz de la escena anterior primitiva y rural. Y quedan también fuera del foco de la atención de Lewis las relaciones con el crimen organizado norteamericano y el cambio dramático que se produce con la entrada de los sicilianos en el mercado más evolucionado y boyante del tráfico de drogas.
Digamos que La Honorable Sociedad habla de Sicilia: muestra Sicilia como el vivero de este fenómeno singular, trágico y de dimensiones enormes y nos ayuda a entender la isla, su geografía yerma –asiática, dice-, sus gentes, su supervivencia precaria y su histórica indefensión ante la calamidad y ante los amos. Y al hacerlo desvela las condiciones que modelan el carácter de esta mafia que acabará incrustándose en el territorio y a su vez moldeándolo.
Lewis escribió La Honoralbe Sociedad en 1964. Desde entonces se ha escrito mucho más del tema, la mafia se ha hecho más presente en la conciencia del mundo, ha evolucionado también y la justicia ha obtenido sobre ella sonadas victorias y derrotas. El tiempo, sin embargo, no ha restado actualidad al libro. Su lectura sigue siendo apasionante y el contenido tan esclarecedor como el primer día sobre esta historia desgarrada y dramática que es la de la Sicilia de hoy.
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