jueves, 7 de junio de 2012

Ave, bárbaro. Roma x Roma

Ave, bárbaro. Roma x Roma

Carlos López-Tapia
Edición de Carlos López-Tapia
416 pp.

Carlos López-Tapia ha aceptado el reto de dedicarle un libro a Roma y hay que decir que el resultado está lleno de interés para el lector....


Carlos López-Tapia
Edición de Carlos López-Tapia
416 pp.





Roma, la ciudad de Roma, ha despertado el interés de los escritores desde antiguo. Son numerosos los libros de viajeros, literatos, periodistas… que se han sentido atraídos por ella y que han querido contar a sus lectores lo que saben y lo que vieron y sintieron, porque es tanto lo que Roma contiene que no deja de sorprender y de emocionar a cuantos la visitan.

Carlos López-Tapia se pone a la cola –en el tiempo, me refiero- de esta lista en la que figuran personajes como Goethe o como Stendhal que se enamoraron de la ciudad y sintieron la necesidad de hablar de ella. La pregunta, seguramente, es la de qué más puede decirse que no se haya dicho ya y cómo se puede decir algo que no desmerezca al lado de todo lo ya escrito.

Carlos López-Tapia ha aceptado el reto de dedicarle un libro a Roma y debo decir que el resultado está lleno de interés para el lector. Que su apuesta, aunque arriesgada, ha sido un éxito. Seguramente, Carlos López-Tapia no podía hacer otra cosa. Le ha dedicado a la ciudad demasiado tiempo y demasiado conocimiento como para no verse envuelto por ella y por el atractivo de su inagotable historia y de su rica personalidad.

Carlos López-Tapia es de los que sostiene que disfrutar es conocer. Es ir más allá de la superficie o lo que es lo mismo es hacer el camino para encontrar lo que hay detrás de cada lugar, de cada calle o de cada plaza, de cada barrio y de cada edificio. ‘Viajar comprendiendo –dice- significa molestarse porque entender cuesta…’

Pero no pide al lector, al interesado en este caso en Roma, que se ponga a estudiar. Lo ha hecho él y ademàs, sin aparentar sacrificio alguno porque, tal como confiesa, lo suyo es pura vocación. Es un apasionado de la ciudad. Seducido por sus orígenes, en los que se reconoce, en los que escucha la voz de su propio pasado, Carlos López-Tapia se enamora de Roma y sin que nos demos cuenta nos lleva de la mano alentado por esa necesidad de contar que acompaña a los enamoramientos. Y, asi, nos conduce a través del tiempo por la Roma más antigua, por la imperial, por la de los bárbaros, por la de los papas, por Roma del romanticismo, por la de Garibaldi… hasta hoy.

Pero Ave, bárbaro no es una historia. Es una sucesión de encuentros con personajes, con situaciones, con acontecimientos que se desvelan a medida que vamos conociendo la ciudad y la recorremos. Y es sobre todo, un ‘mirador’ sobre la vida que a lo largo del tiempo se ha desplegado en la ciudad.

Cicerón, Tito Livio, Ovidio, Séneca, Plinio, entre los escritores, Adriano, Marco Aurelio, Calígula, Augusto entre los emperadores … un sin fin de personajes acuden a las páginas del libro para dar vida a esta Roma infinita donde caben también Anita Ekberg, Mastroniani y Fellini.

Da la impresión de que Carlos López-Tapia  es una enciclopedia. Pero una enciclopedia que juega con los temas del modo más variado de forma que no es aburrida jamás. Y no es aburrida por lo agudo de su mirada y la extensión de sus conocimientos. La descripción de esa estatua casi viva que es el Moisés de Miguel Ángel, revelando desde la superficie del mármol la profunda genialidad del escultor, o la pormenorizada descripción de las pinceladas del retrato de Inocencio X que pinta Velázquez durante su estancia en Roma o de las luces de La fragua de Vulcano son un regalo para el lector y un aliciente para visitar una vez más la ciudad.

Ave, bárbaro debe leerse con un ordenador o una tableta conectados a Internet para sacarle todo el partido. Alguna ilustración ayuda a visualizar aquello de lo que habla el texto, pero las calles, las plazas, los edificios, pinturas, esculturas y monumentos diversos requieren tenerlos a la vista, más que en la memoria, para quienes ya los vieron y atienden ahora a las explicaciones de López-Tapia.

Ave, bárbaro desborda por mucho los límites de la ciudad. El propio autor avisa de ello. Su libro, dice, es ‘un viaje por la memoria de la cultura occidental’. Es decir, es en buena parte un recorrido por nuestras raíces. Raíces medio olvidadas, que a menudo nos suenan y que el autor ilumina y nos acerca.

El subtítulo del libro, Roma x Roma, tiene su razón de ser. Carlos López-Tapia recurre al artificio de hacer que sea Roma la que habla, de convertir a la ciudad en personaje y darle voz para que cuente su historia y sus historias. El juego resulta eficaz y humaniza a la vieja ciudad, pero los conocimientos del autor son tantos que no hacía falta tomar prestada la voz de Roma para ponerlos sobre el papel. A mi, personalmente, me hubiera gustado más escuchar a Carlos López-Tapia hablando de su ciudad, en la seguridad de que ello no hubiera sido desmerecimiento alguno para ella.

Ave, bárbaro es un libro singular. Otros, con aires más periodísticos, han tocado los mismos lugares y han hablado también de anécdotas romanas presentes y pasadas. Roma da para muchos libros y todos de interés. Pero el que ahora nos ocupa destaca sin duda y merece una mención muy especial. El lector lo pasará bien con él,  a buen seguro aprenderá un buen número de cosas y recuperará el deseo de volver a Roma si es que con el tiempo la idea de regresar a la ciudad quedó perdida en el olvido.

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