lunes, 17 de octubre de 2011

A pesar de los dioses. El extraño ascenso de la India moderna

A pesar de los dioses

Edward Luce
Península, 2011
449 pp.

Sin lugar a dudas, algunos de los asuntos de los que trata Edward Luce mueven a escándalo y muestran una India llena de problemas. Pero no es su intención cargar las tintas para mostrar un país en situación dramática sino todo lo contrario...



Edward Luce
Península, 2011
449 pp.





“De los 545 miembros del Parlamento de Nueva Delhi, unos cien cuentan con un historial criminal, lo que significa que han sido procesados por uno o más crímenes pero no condenados”.

Sin lugar a dudas, algunos de los asuntos de los que trata Edward Luce mueven a escándalo y muestran una India llena de problemas. Pero no es su intención cargar las tintas para mostrar un país en situación dramática sino todo lo contrario. Intenta poner las cartas –todas las cartas- encima de la mesa para explicar lo que desde la distancia parece casi un milagro: la salida del atraso y de la pobreza para integrar ese pelotón de cabeza, que componen también China y Brasil, de países en rápido desarrollo y con visos de convertirse en verdaderas potencias.

El caso es que no se sale del atraso de un día para otro, ni deja de ser verdad lo que ha sido un país para, de repente, convertirse en otra cosa. Hay que explicar los cambios, ver lo que queda de la historia pasada, medir bien hasta dónde llegan las novedades y reflexionar sobre el proceso que lleva de la una a las otras y de todo el recorrido que queda por andar. Esto es lo que hace Edward Luce, periodista radicado en la India desde hace tiempo, corresponsal de importantes medios internacionales y espectador de primera fila de todo lo ocurrido en el país en los últimos años.

De las contradicciones de esta carrera hacia la modernidad habla ya el título del libro. Y se ocupa en detalle el autor porque si hay un país con cultura arraigada y de características muy específicas, éste es la India. No es, pues, fácil de entender que el lugar donde millones de personas veneran a las vacas, creen que las piedras son dioses, o siguen en la estela del pensamiento de Gandhi -que vestía un sencillo lienzo de algodón, predicaba la importancia de vivir en las aldeas y de disponer de un humilde telar para producir la ropa que la familia necesitara-, sea al mismo tiempo el faro del ingenio tecnológico al que acuden las empresas de occidente para proveerse de los servicios más sofisticados.

Edward Luce hace un repaso tanto de las oportunidades, como de los lastres que impiden el verdadero progreso de la India y para ello entra en detalle en numerosos temas que iluminan aspectos fundamentales de la economía, de la política y de la sociedad. Todos enormemente interesantes y reveladores de la situación presente. Habla de los espectaculares avances en muchos aspectos: en el año 2000 había un total de tres millones de usuarios de móviles y en el 2005 había 4 millones de altas ¡cada mes! Pero al mismo tiempo, de 470 millones de personas, sólo 35 millones viven en el entorno de lo que se conoce como economía organizada –la que tiene contrato, paga impuestos, consta en los registros de las actividades económicas…- y de esos 35 millones sólo 14 se mueven en lo que llamaríamos actividades privadas, es decir, no son funcionarios. ¿Y cuántos se dedican a las TICs –las famosas tecnologías de la información y las comunicaciones-? Pues la miseria de un millón, en datos de 2006 que es cuando Luce escribe su libro.

“La economía india es extremadamente peculiar –dice Edward Luce-. Sus complejas plantas siderúrgicas están contribuyendo a desbancar del negocio a sus homólogas japonesas y estadounidenses. En sus elitistas hospitales privados se realizan operaciones de neurocirugía para una adinerada clientela árabe y trasplantes de cadera ara “turistas médicos” británicos de la tercera edad (…) El sector farmacéutico está listo para lanzarse a la producción de nuevos productos gracias a su propio potencial de investigación y desarrollo. Sin embargo, el nivel de vida de un número ingente de campesinos indios sigue sin rebasar los estándares africanos. Menos de un millón de indios produce más ingresos por exportación de TI y software que lo que varios cientos de millones de campesinos ganan a través de las exportaciones agrícolas.”

La corrupción, el comportamiento de esta masa enorme que forma el cuerpo de los funcionarios, la dificultad de reclutar a buenos profesionales para las tareas del Estado, la nueva cultura del dinero en oposición a la que se apoyaba en las viejas creencias, las complejas relaciones entre castas y política, los musulmanes, el nacionalismo hindú y un montón más de temas componen el libro y el abanico de ángulos desde los que se observa la India. Tantos ángulos y asuntos que seguramente hubieran dado para dos libros y que habrían servido para aliviar la digestión de uno solo, como el que nos ocupa, tan cargado de contenido. Un libro rico y extenso que se leerá con mucho interés y que da ocasión de poner en orden las ideas de esta India emergente que rueda veloz sobre la pista de despegue de las nuevas potencias mundiales.

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