domingo, 17 de agosto de 2008

Asesinato en el kibbutz

Batya Gur
Siruela, 2006
372 pp.




Publicado por María Antonia

La novela policíaca siempre me ha parecido –como a muchos otros lectores y a críticos- una forma fácil de acercarme a una sociedad. Las tramas suelen revelar todas las contradicciones y debilidades del sistema en el que se desarrollan y, pese a ser un género de ficción, las descripciones de los lugares y los personajes transmiten veracidad.

Esta es una de esas novelas fáciles de leer, con una trama policíaca que no hace concesiones y se mantiene fiel a los esquemas más clásicos del género. Y además nos introduce en un kibbutz israelí de los años 90.

Probablemente no hay ninguna institución tan profundamente israelí como un kibbutz, la utopía creada por el sionismo laico y socialista que durante tantos años fue sinónimo de vida en común, de sociedad igualitaria y de desarrollo económico. Ya hace mucho tiempo que todas las informaciones relativas a Israel están monopolizadas por el sangrante conflicto con Palestina, y en mi caso los kibbutz se habían quedado en el recuerdo. Sin embargo, es obvio que siguen existiendo, aunque hayan cambiado y deban adaptarse a nuevos contextos.

Y precisamente de este cambio trata el libro; del enfrentamiento entre la visión de los pioneros y la de sus hijos, del coste personal que la vida comunitaria ha supuesto para las generaciones que se criaron en ella, de la dificultad de cambiar algo que es la esencia misma del desarrollo israelí, y de enfrentarse a los padres fundadores, siempre rodeados de un halo mítico porque encarnan en sí mismos la supervivencia al holocausto y el nacimiento del país. Y sin embargo, deben cambiar, porque el mundo lo hace y trae nuevos vientos. La libertad individual es un derecho que los jóvenes sienten como irrenunciable y cada vez resulta más difícil admitir que el futuro profesional de cada uno, o sus estudios, esté determinado por la votación de una asamblea.

Como todas las historias que suceden en sociedades cerradas – sean conventos o cuarteles – la narración va desenredando la trama de los odios y amores, los apoyos y las rencillas de cada personaje y, finalmente, el lector consigue recrear un cuadro extenso y complejo de los distintos aspectos de la vida en un kibbutz: el funcionamiento de sus asambleas, las medidas de seguridad, la relación con el exterior, el trabajo organizado en turnos, y muchas otras cosas.

En mi opinión es una estupenda lectura para acercarse al Israel cotidiano a través de las vidas de personajes que no son políticos, rabinos ni soldados sino administradores, granjeros y jardineros.

Su autora, Batya Gur, fue durante muchos años profesora de literatura en la universidad de Jerusalén y antes de dedicarse a la novela policíaca con enorme éxito había publicado eruditos ensayos sobre los asentamientos judíos y la ciudad de Jerusalén. Su conocimiento profundo de su país se nota en cada uno de sus libros, ambientados muy conscientemente en entornos diferentes: una comunidad de psicoanalistas ortodoxos, un barrio central de Jerusalén atravesado por los conflictos étnicos, el kibbutz de esta novela, etc.

Sus novelas son muy populares en su país, han sido traducidas a multitud de idiomas y cuentan con miles de lectores en todo el mundo. Si es un lector aficionado a P.D James, Mankell, Camilleri o Márkaris, seguro que Gur pasará a ser uno más de sus autores.

No hay comentarios: