lunes, 7 de abril de 2014

Y las montañas hablaron

Y las montañas hablaron

Khaled Hosseini
Salamandra, 2013
384 pp.

De sentimientos, en esa tierra tan áspera como es Afganistán, es de lo que trata realmente "Y las montañas hablaron" ...




Khaled Hosseini
Salamandra, 2013
384 pp.





De la experiencia resulta que, sean del lugar que sean, los hombres son iguales. O aproximadamente iguales. Al menos, en lo que se refiere a los sentimientos. ¿Todos sienten lo mismo?¿No hay diferencias que dependen del lugar donde se ha nacido? Pues si y no. Hay diferencias de matiz, de conjugación. La cultura juega su papel, el modo como se han articulado las sociedades también y las circunstancias del entorno, eso que llamamos el presente, influye igualmente de manera importante. Pero el amor, la soledad, la inquietud que nace de la incertidumbre, la solidaridad, la alegría, la generosidad, la compasión… están en las raíces del ser humano y afloran en cualquier lugar y en cualquier momento.

De sentimientos es de lo que trata en realidad el último libro de Khaled Hosseini, que ya conquistó al público con Cometas en el cielo y con Mil soles espléndidos. De sentimientos, en este caso, en un lugar tan problemático como Afganistán. Un lugar que el lector conoce por las noticias de la prensa y del que solamente le llegan imágenes sobre la sucesión de atentados y sobre los hechos violentos que componen el repertorio de actualidad de los noticiarios.

Pero resulta -igual que comentaba no hace mucho haciendo referencia a otro libro sobre Somalia- que por todas partes la vida sigue, las personas necesitan reconstruir un espacio donde dar curso a esa realidad ineludible que es la del día a día y que, sea en Afganistán o en Somalia, detrás del terror o en medio de él hay siempre personas que sienten y tratan de establecer lo que llamaríamos una vida cotidiana.

El libro de Kaled Hosseini comienza con un cuento y es él mismo una especie de cuento, la historia de unas vidas que arrancan años atrás, cuando el país vivía encerrado en sí mismo y las familias, más humildes todavía en el campo que en la ciudad, tenían que sobrevivir a base de grandes sacrificios en medio de una naturaleza arisca, extremadamente dura. La caída del rey, el dominio de los señores de la guerra, llegada de los talibanes van marcando una senda de declive que golpea a los personajes y va dibujando un paisaje cada vez más melancólico donde las condiciones de vida se deterioran hasta acabar sumidas en una catástrofe.

Alguno de los personajes no resiste la crueldad de la situación, otros la afrontan huyendo a países lejanos donde rehacer sus vidas, otros aguantan y otros, extranjeros acuden en ayuda del país sacrificándose por él. Cada uno se apoya en sus convicciones y trata de ganar días a la vida en busca de un horizonte un poco mejor. Los que se han quedado, resignados al monumental descalabro que se les ha venido encima y adaptándose como pueden y con un hilo de esperanza en el futuro. Lo que se exiliaron, tratando de compaginar el confort de sus nuevas vidas en el extranjero con el desgarro que sienten al contemplar su país y una situación que remueve todavía lo más profundo de su alma.

Es verdad que los sentimientos acaban siendo los mismos en cualquier parte donde pueda haber personas. Pero la mirada que nos ofrece Khaled Hosseini sobre Afganistán nos habla de una modulación particular que constituye en si misma los rasgos de carácter de un pueblo. Un pueblo que arrastra el pesado lastre de una historia difícil y violenta, al mismo tiempo que ofrece a través de las personas grandes lecciones de humanidad. Esto es Afganistán, al margen de los episodios que aparecen en los periódicos y esa es la imagen que Khaled Hosseini transmite para hacer conocer al lector que existe también un país amable donde florecen los sentimientos.

No hay comentarios: