Arnaldur Indridason
RBA, 2009
299 pp
Un comentario en Babelia –el suplemento literario de El País- sostiene que, recientemente, nadie ha hecho tanto por el turismo en los países nórdicos como los autores de novela negra. Y la verdad es que el éxito de los escritores suecos, con Mankel y Larsson a la cabeza, nos ha acercado a estos lugares fríos y remotos con los que no teníamos prácticamente contacto.
Le toca ahora a Islandia en esa oleada de nueva literatura negra, moderna, más intelectual, más europea también, y emancipada de las raíces americanas que tanto juego dieron en el cine con sus adaptaciones de la serie B.
La mujer de verde respira distinto que sus antecedentes clásicos de este género, en buena parte porque el escenario en que transcurre la acción tiene características propias. Los temas son, desde luego, los que corresponden a la novela policiaca: la sospecha de un asesinato, unos hechos confusos de interpretación laboriosa, pruebas desconcertantes, mundos marginales y oscuros, episodios del pasado que cobran relieve en el presente de forma inesperada y escenas de la vida privada de los policías encargados de resolver el caso que se cruzan con los acontecimientos del curso de la investigación y crean una atmósfera de tensión melancólica que acompaña a la trama y matiza su desarrollo.
Pero esa Islandia donde sucede la historia que Indridason nos cuenta aporta una novedad desde el momento en que es una desconocida para el lector habitual. El hallazgo de unos huesos humanos en las inmediaciones de Reykjavik abre una investigación que obliga a retroceder en el tiempo hasta los años cuarenta. Y lo que sería en cualquier otro país de Europa un plazo muy corto desde el punto de vista de la historia, supone para Islandia una enormidad. Casi podría decirse que el país nace con la Segunda Guerra Mundial. Hasta entonces Reykjavik no era más que un pueblo y la población de la isla vivía miserablemente, dispersa y aislada, prácticamente sin contacto con el exterior como había venido ocurriendo desde tiempo inmemorial.
El cambio tan drástico que afecta a la población con la llegada de ingleses y norteamericanos al socaire de la guerra marca el carácter de las familias y de las personas. Y a una experiencia tan dura como la que imponen las condiciones extremas del clima se suma la experiencia nueva y difícil de asimilar del desarraigo y de la adaptación a un entorno que evoluciona a la velocidad del rayo.
La Islandia que aparece en La mujer de verde es la de personajes heridos por el desarrollo de una historia muy singular, que ha marcado a la sociedad entera. El panorama de una Islandia rica, sólida y moderna que predomina hoy en la mente del lector se matiza al retroceder en el tiempo y al sacar a la luz los acontecimientos y situaciones vividos unos años atrás.
Indridason es buen narrador. Se ha convertido en uno de los últimos descubrimientos en este género de éxito que es la novela negra. Su relato arranca cansino y frío como el país donde transcurre la historia. Parece demasiado plano aunque lentamente adquiere temperatura. El autor toma su tiempo para introducirnos en el mundo de los personajes y en su ambiente. Y también para dejarnos vislumbrar la complejidad y las posibilidades inesperadas del desarrollo de la trama.
Un secreto largamente oculto, historias de familia que el azar del hallazgo de unos huesos rescata para el presente y los devuelve a la luz, sucesos terribles de ayer que se contemplan desde la Islandia de hoy civilizada, reflexiva y templada dan pistas al lector para aproximarse a una sociedad y a un país. Una Islandia que se abre camino y se va dibujando a medida que el misterio de un viejo crimen permite avanzar en el tiempo y recompone un mosaico cuyas piezas acaban por dar forma a la realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario