miércoles, 20 de octubre de 2010

Una vida en China. 1. El tiempo del padre


Una vida en China. 1. El tiempo del padre
P. Ôtié y Li Kunwu
Astiberri, 2010
254 pp.

La mayor parte de lo escrito últimamente sobre China responde a la fascinación por el cambio que ha experimentado el país en los últimos años. Y a la necesidad de comprender ...


P. Ôtié y Li Kunwu
Astiberri, 2010
254 pp.






La mayor parte de lo escrito últimamente sobre China responde a la fascinación por el cambio que ha experimentado el país en los últimos años. Y a la necesidad de comprender su alcance y los derroteros por los que discurre.

Imprevisible y sorprendente, este cambio reclama la atención de todos. Pero igualmente sorprendente, imprevisible y fascinante fue el cambio que la llegada del comunismo supuso para China y las transformaciones de todo orden que generó su particularísima evolución. La mirada al presente y al futuro ha desdibujado un pasado muy reciente, que sigue vivo en muchos aspectos y que condiciona todavía el hoy y el mañana.

Una vida en China echa la mirada atrás. Justamente arranca con la victoria de Mao y lo hace en tono autobiográfico. Quien habla es un hombre maduro en la actualidad que desgrana sus recuerdos, pero la voz es la del niño que vivió aquellos años y que participó, arrastrado por el torbellino del momento, en los acontecimientos que sucedieron.

Ojo, no estamos hablando de un libro en el formato habitual. Una vida en China es un cómic. Y en esta lectura sólo hacemos referencia al primero de los tres volúmenes de que constará la obra entera: El tiempo del padre.

El libro es el resultado de la combinación de trabajos del guionista, P. Ôtié, y del ilustrador Li Kunwu. Y para hacer justicia contribuye a él de manera significativa Pierre Haski, en un prólogo de gran interés que anticipa el tono de la obra: crítico, pero al mismo tiempo ponderado sobre un período histórico dramático que se prestaría, visto con distancia, a un discurso grueso llevado por la pasión.

Li Kunwu, es el alma del libro. Es su vida la que se cuenta en él, una vida pobre hasta la miseria que rodea a su infancia y que en un entorno de viejas tradiciones se transforma bajo el ímpetu de una revolución que pretende rescatar a millones de individuos del atraso y del hambre. Tropiezo tras tropiezo, fracaso tras fracaso se van sucediendo las consignas y los programas que el Partido pone en marcha para desarrollar su política y movilizar a millones de individuos. El cambio radical de la economía que llega hasta la más pequeña de las aldeas, la sustitución en masa de las viejas costumbres por otras revolucionarias, el culto a los héroes ejemplares que sirven de modelo a imitar por pequeños y mayores, el delirio de la revolución cultural, las denuncias obsesivas a los elementos contrarrevolucionarios, el amor colectivo al presidente Mao… todo ello aparece como parte de la vida cotidiana de un niño que ha nacido en este mundo y lo entiende como natural.

Li Kunwu ilustra el relato con trazos duros. Recoge la tradición del dibujo chino y da continuidad en formato de cómic a su oficio, durante mucho tiempo, de ilustrador de las campañas de propaganda política. Entonces eran jóvenes iluminados por el brillo de la Revolución y por la gloria de los objetivos a alcanzar. Hoy, en Una vida en China, los dibujos muestran a masas y a personas desorientadas, casi siempre arrastradas por los grandes acontecimientos que marcaban la vida de todos los días.

Con tantos ajustes de cuentas a hacer con el pasado, con la perspectiva que da el paso del tiempo, con la mirada puesta en las oportunidades de un futuro tan distinto, sorprende el equilibrio y la serenidad entre los que discurre el relato. Y sorprende saber que Li Kunwu ocupa hoy un puesto relevante en el Partido Comunista Chino. Un ingrediente más en esta historia que parece de ficción y que ayuda a acercarnos a una China que tanto nos admira y tanto nos desconcierta.

No hay comentarios: