miércoles, 25 de mayo de 2016

Una breve historia de los árabes

Una breve historia de los árabes

John McHugo
Turner, 2015
371 pp.

¿Qué hay detrás de mundo árabe para que resulte tan incomprensible a quienes nacieron en el mundo cristiano? "Una breve historia de los árabes" contribuye con singular acierto a responder a esta pregunta.



John McHugo
Turner, 2015
371 pp.






Con signos de urgencia y envuelto en el conflicto, el mundo árabe ha irrumpido en la actualidad de occidente como una forma de amenaza y sobre todo como una incógnita. ¿Qué hay detrás de ese mundo para que resulte tan ajeno e incomprensible a quienes nacieron en la órbita cristiana? En primer término, el mundo árabe ha pasado de ser un exotismo a convertirse en una realidad próxima y con muchas más variables que las de la simple imagen del desorden en un zoco o de la extraña melodía del muecín llamando al rezo desde lo alto de un minarete. El mundo árabe ha entrado en escena para occidente y la difícil relación entre ambos suscita interrogantes tanto en una como en otra parte.

Para comprender algo mejor lo que hay detrás de la superficie de ese universo complejo que es el de los países árabes merece la pena dejarse llevar por este libro apasionante, exhaustivo en información y ligero en lectura, que echa sus raíces en la Arabia sobre la que Mahoma sembró las semillas del islam y avanza en el tiempo hasta llegar a hoy y a los problemas que el mundo árabe plantea y tiene planteados.

Nada mejor que recoger el párrafo inicial del prefacio de esta 'breve historia de los árabes'  para escuchar cuál es el propósito del autor al plantearse este libro, absolutamente recomendable y que retendrá la atención del lector de la primera a la última página.

"Este libro examina la larga historia de los árabes para ver cómo ha conducido a los problemas que padece su mundo hoy, y por qué ese mundo resulta a menudo hostil e incomprensible para muchas personas en "occidente". ¿Los actuales disturbios distanciarán aún más a occidente y al mundo árabe, o son parte de un proceso purgativo que pudiera en última instancia exorcizar los demonios que se han interpuesto entre nosotros? El mundo árabe se halla en período de transición, pero por ahora es difícil ver hacia dónde se dirige."

John McHugo, el autor retrocede a los tiempos de Mahoma porque el islam discurre y se mezcla con el pueblo árabe y forma con él una alianza compleja y no siempre libre de contradicciones. ¿Qué le ocurrió a la cultura árabe para abandonar la posición de vanguardia de la que gozó, con pensadores liberales capaces de recuperar la cultura clásica de griegos y romanos antes de que la descubriera occidente?¿Dónde están los orígenes de la involución que desde principios de siglo XX se produce en una cultura que se abría a la europea con voluntad de progreso y como signo de modernización?¿Qué supuso el derrumbamiento de un imperio no árabe como fue el otomano y cuál está siendo el coste real de un conflicto como el palestino sobre el que gravitan intereses de lo más diversos y que ha generado las heridas más profundas?

Es del todo imposible dar respuesta a todo y la lectura de esta 'breve historia de los árabes' pondrá de relieve la extraordinaria complejidad que supone abordar la maraña de temas que se dan cita en ella. Pero por ello mismo resulta tan estimulante este libro que consigue trazar con claridad y de manera todo el tiempo interesante la trayectoria de un mundo cuya situación hoy acaba siendo tan complicado de entender.

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martes, 17 de mayo de 2016

Autostop. El manual para viajar a dedo por el mundo

Autostop. El manual para viajar a dedo por el mundo

Laura Lazzarino y Juan Pablo Villarino
La Editorial Viajera, 2016
125 pp.

"Autostop, el manual para viajar a dedo por el mundo" no es sólo un manual. Es una invitación a un modo de viajar habitual hace años entre los jóvenes y que sigue estando vivo.


Laura Lazzarino y Juan Pablo Villarino
La Editorial Viajera, 2016
125 pp.





Autostop, el manual para viajar a dedo por el mundo no es sólo un manual. Empieza por ser una invitación a un modo de viajar habitual hace años entre los jóvenes y caído en desuso en alguna medida por la inseguridad y sobre todo por la comodidad de viajar sin ninguna incertidumbre, con todo o casi todo planificado de antemano.

"El autostop -nos dicen los autores- entrega al viajero un mundo sin maquillajes donde la vida cotidiana se presenta desnuda de todo truco o preparación". No es un inconveniente, es la esencia misma del viaje. Es el modo de facilitar el contacto con otras personas, de hacer amistades, de gozar de la hospitalidad de los demás y de entrar en la vida de quienes viven en otros países de una manera distendida en un encuentro dictado por el azar.

Para el viajero hecho al avión, con los vuelos reservados y con un programa definido día a día, el pequeño libro que ahora aparece resulta el aviso -o mejor el recuerdo- de que hay otras maneras de viajar, gratas, enriquecedoras y llenas de experiencias inolvidables. Aunque lo hayamos olvidado, se sigue viajando en autostop y quienes eligen esta fórmula para el viaje siguen disfrutando como disfrutaban los jóvenes hace  cincuenta años.

Los autores del libro son, por supuesto, expertos en el tema. Expertos por reconocerles con este término una dilatada experiencia en recorrer el mundo a base de colocarse en un arcén y invitar a los conductores a llevarles. Pero no son profesionales del dejarse llevar. Lo suyo es conocer a la gente de cada lugar, es la conversación que fluye y aporta un sin fin de noticias, de confidencias y anécdotas, de informaciones sobre cómo se vive, como se siente y cómo se percibe el mundo allí donde se está.

Visto así, no es poco lo que ofrece el autostop, que exige, de quien lo practica, disponer de tiempo y perderle el miedo a tener que improvisar. Y porque no es poco, también es cierto que siguen con una vida saludable los colectivos en todo el mundo que apuestan por el método de levantar el dedo y que ofrecen apoyo a los aficionados.

Apoyo es seguramente lo más importante para quienes deciden lanzarse a esa piscina y todavía no lo han hecho. Porque tal y como avisan los autores de este manual, en el autostop más que la suerte influye la preparación. Cuenta un montón de pequeñas indicaciones que facilitan el viaje y rebajan o suprimen los inconvenientes que nacen del desconocimiento. "Esta guía -nos dicen- resumen quince años de experiencia en el viaje en autostop y desmenuza punto por punto todos los consejos imaginables, desde cómo situarse, cómo elegir la mejor ruta entre dos ciudades, cómo pedir pasaje en una estación de servicio o qué hacer una vez se está dentro del vehículo".

Son muchos los asuntos de los que trata el libro que tenemos entre manos. Siempre de manera concisa, sensata y orientada a la práctica. Y algunas veces, insertando el relato de algún viajero, a modo de anécdota, que ilustra el tema con una experiencia real ocurrida en cualquier parte del mundo. Los manuales son a veces un compendio de trivialidades. No es este el caso, aunque todo lo que se dice está lleno de sentido común. Lo que ocurre es que el sentido común cuando ampara a un contenido bien elegido, contado de manera económica y clara, y que apunta a ofrecer un servicio al lector se convierte en una virtud que facilita la lectura y ayuda a retener cada punto en el que se detienen los autores para reflexionar sobre él y ofrecer sus consejos.

Si por el tamaño fuera, el Autostop que escriben Laura Lazzarino y Juan Pablo Villarino pasaría seguramente desapercibido en el escaparate de cualquier librería. Es un libro de formato pequeño y de no muchas páginas. Pero no hablamos aquí de tamaño sino de interés y en ese aspecto es seguro que resultará más que atractivo para cualquiera que tenga en mente iniciarse en el viaje en autostop o para iniciados que dejaron la práctica hace tiempo y la recuerdan ahora con nostalgia.

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viernes, 6 de mayo de 2016

Viaje sin mapas: una aventura por el corazón de Liberia

Viaje sin mapas

Graham Green
Península, 2015
340 pp.

En 'Viaje sin mapas' Graham Green habla de un viaje casi a ciegas en pleno siglo XX. Sin noticias ciertas, preguntando a cada paso, por senderos poco o nada transitados el autor se adentra en un África que hubiera podido ser, en muchas etapas, la del siglo XVI.



Graham Green
Península, 2015
340 pp.





Por la misma razón que cuesta hacerse a la idea de un viaje sin un mapa que lo sitúe, cuesta entrar en este libro de Graham Green que desconcierta al lector y que lo deja, al principio desorientado.

Habría que preguntarle al autor si ha buscado a propósito o no la sensación de desconcierto que crea en este relato, cuyo arranque me atrevo a calificar de confuso, en torno a un viaje por la costa occidental de África, que acaba por llevarlo hasta Liberia. Adelanto que el término confuso no es necesariamente negativo. Hablo de un relato confuso con toda la prudencia sabiendo que Graham Green es uno de los escritores importantes en lengua inglesa del siglo XX. Confuso es El corazón de las tinieblas y acaba uno por concluir que la confusión es un atributo inseparable de África, de un continente donde las sombras desdibujan la aparente claridad del contorno y donde siempre hay algo oscuro y amenazante -la violencia, la enfermedad, la opacidad que rodea a lo desconocido- que condiciona el ambiente.

Graham Green con esas raíces católicas a las que no renuncia y con la sensibilidad moral que subyace a su escritura, contempla un continente enfermo donde es difícil descubrir rayos de esperanza. Enfermo como consecuencia de la destrucción de su forma de vida: como resultado de la imposición de una cultura europea que arrasó sus raíces. Los ingleses, dice al referirse a Freetown "habían plantado su sórdida civilización y luego habían escapado de ella todo lo lejos que habían podido. Todo lo feo era europeo (...) si había algo bello en el lugar era indígena". Y no es sólo la apariencia lo que delata la miseria que en África han sembrado los blancos. Es en lo más profundo del hombre donde su veneno ha hecho mella y ha destruido las virtudes naturales de los africanos. Green se indigna cuando denuncia que la administración colonial disfruta viendo como sus súbditos se convierten en bufones. De los negros "se esperaba que representasen el papel como hombres blancos y cuanto más copiaban a los hombres blancos, más cómicos les resultaban a los prefectos".  El resultado de la aventura colonial -dice- es que la figura del criollo ha acabado pareciéndose a la de un "chimpancé tomando el té".

Si algo desea no parecer Graham es pretencioso. No presume de las penalidades del viaje ni quiere construirse un papel de héroe explorando la desconocida África. Como viajero se reconoce un don nadie. "Era la primera vez que salía de Europa; era un completo aficionado (...) no tenía ni idea de la ruta que iba a seguir ni de las condiciones con que me encontraría". Por eso, sin un mapa preciso, sin más objetivo que el de terminar en Monrovia, el viaje que hace Green, y que nos cuenta, es el compuesto por una sucesión de lugares, imprevistos muchas veces, donde se detiene camino a su objetivo final.

De manera diletante, cambiando el foco de atención de un tema a otro, Graham Green va siguiendo un hilo que se hace evidente a medida que avanza el relato. Las escalas de su viaje a Liberia, sus paradas distintas van marcando el discurrir de su libro y dibujando esta perversa destrucción que descubre paso a paso y que acompaña el fondo del relato.

Pero hay mucho más y muy interesante en el relato de Green más allá de la visión general de la decadencia africana, porque su viaje, el viaje por tierra con un equipo de criados y porteadores por caminos de los que no hay noticias están llenos de situaciones y de experiencias que hablan -a pesar de estar en los años 30- de un África remota donde la civilización europea ha rozado la piel pero lo africano conserva una presencia abrumadora.

Las dificultades del viaje -dificultades físicas que imponen el clima y la geografía-, las dificultades de la organización, con el descontento de los porteadores inquietos a medida que avanza la expedición, la incertidumbre de los encuentros en las distintas poblaciones que atraviesa a lo largo del camino, el contacto con culturas extrañas con un fondo de espiritualidad casi clandestino, la duda constante sobre cómo continuar el camino hasta el destino final en Monrovia transforman la narración en un libro de aventuras. Un libro de aventuras cuyo protagonista ya no es un lejano Livingstone o un Stanley sino un viajero contemporáneo que habla desde un ayer muy cercano e igualmente sorprendente.

El de Graham Green es efectivamente un viaje sin mapas. Un viaje casi a ciegas en pleno siglo XX. Sin noticias ciertas, preguntando a cada paso, por senderos poco o nada transitados se adentra en un África que hubiera podido ser, en muchas etapas, la del siglo XVI, con sus comerciantes musulmanes venidos algunos de tierras lejanas, con sus jefes y sus hechiceros, con las penalidades de las tierras de naturaleza poderosa y en buena medida vírgenes. Viaje sin mapas resulta un libro apasionante. Nada mejor que empezar sus primeras páginas para introducir al lector en una aventura por este continente, misterioso y no domado todavía, que ha sido África hasta prácticamente hoy día.

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