domingo, 31 de octubre de 2010

Presentación de: La odisea de Marco Polo


Jueves 4 de noviembre a las 20:15
De Viaje - Serrano, 41 - Madrid
Metro Serrano







En el siglo XIII, Marco Polo partió de Venecia y emprendió el camino hacia la China para corresponder a la invitación del Gran Khan. A finales del XX, Harry Rutstein se propuso repetir la aventura siguiendo los pasos de Marco Polo, parando en los mismos lugares y pasando por los mismos lugares por los que joven mercader pasó. El Libro de las Maravillas iba a ser su libro de referencia, el testigo que iba a permitir comparar el pasado y el presente y rastrear en el hoy las huellas de los siglos transcurridos.

Tres expediciones hicieron falta, a lo largo de diez años para dar cumplimiento al objetivo. Y un libro ha sido el resultado de todas ellas donde se cuenta lo que el autor encontró a lo largo de tan extenso camino: anécdotas y toda clase de experiencias donde se conjugan tanto el pasado como el presente.

Nowtilus ha editado el libro, que acaba de salir y que se presenta en De Viaje. Participarán en el acto Georgina Higueras, corresponsal de El País durante mucho tiempo en Asia y Juan Antonio Sanz, periodista, redactor de EFE Internacional. Además los editores hablarán también de la aventura –que no es poca- de sacar a la luz un nuevo libro.

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martes, 26 de octubre de 2010

Hotel nómada


Hotel nómada
Cees Nooteboom
Siruela, 2010
221 pp.

Cees Nooteboom es uno de los grandes escritores de nuestro tiempo. Y tiene en su historial una larga relación con los viajes....


Cees Nooteboom
Siruela, 2010
221 pp.





Cees Nooteboom es uno de los grandes escritores de nuestro tiempo. Y tiene en su historial una larga relación con los viajes. Ir de un lugar a otro, moverse, le da la ocasión de sentirse a sí mismo y de reflexionar. Seguramente ahí está su secreto como escritor: atiende tanto a lo que le rodea como a él mismo y a todos los pensamientos que cuanto ve le suscitan.

En Hotel nómada, empieza casi como un teórico del viaje. Filosofa sobre el hecho de viajar, y lo hace, como en el resto del libro, jugando con las ideas con un punto de humor siempre a la vista y coqueteando con el absurdo. El lector debe dejarse llevar por el ritmo y por el tono que Cees Nooteboom imprime al libro y por el curso libre de su relato.

El Cees Nooteboom teórico del viaje se entretiene con el lector:
"quien viaja constantemente nunca para en el mismo sitio –visto desde su perspectiva- y, por tanto, siempre está ausente –visto desde el perspectiva de los demás. Y es que, para ti mismo, estás en efecto "en otro sitio", es decir, no estás, aunque en realidad si estás, es decir, estás en ti mimo. Este razonamiento puede parecer una simpleza, pero es que se tarda tiempo en comprender que es así."

Pero no todo son juegos de palabras y generalidades. Hotel nómada recoge la experiencia viajera del autor a lo largo del tiempo. Gambia, Malí, Marruecos, Bolivia, México aparecen en las páginas del libro. ¿Y por qué estos países? Pues porque el autor siente predilección por lo que no es evidente, por aquellos lugares a los que de manera natural uno no iría, por aquello que suele inspirar rechazo a primera vista y que por ello suscita en él curiosidad y ánimo de conocer.

Cees Nooteboom siente el gusto de los lugares imposibles porque hacen al viajero más consciente de la realidad y le permiten el ejercicio de sorprenderse a sí mismo. Por eso es propenso a la caricatura, porque le da ocasión de acentuar los rasgos de las cosas y hacerlas más chocantes, más artificiales, si se quiere. Cuando se pone a hablar de Gambia lo presenta como un país "del que nadie ha oído hablar (que) yace como un extraño enclave inglés al sur de Senegal de habla francesa y está formado por un río muy ancho con dos márgenes, como es habitual."

Y cuando se refiere a Malí vuelve a hacer un guiño hacia la falta de lógica que muestra la realidad. De modo que hay que pensar que hasta la historia o la geografía se equivocan: "Malí –dice- se compone de una excesiva cantidad de países." Tanto como señalar lo que ve, Cees Nooteboom desvela la extrañeza que siente frente a cómo son las cosas.

A muchos viajes de los que habla en su libro, Cees Nooteboom va en calidad de periodista. Pero en realidad se trata de un periodista fracasado porque es el escritor el que domina la escena. Reconoce que cuanto más sabe de un país o de sus gentes, menos entiende. En África o en América sabe que todos los intentos de los países por mejorar son casi inútiles porque la realidad acaba por devorar a sus dirigentes y a los proyectos que emprenden. Sufre con los desvaríos del presente y descubre con emoción en mercados, en la vida de viejas comunidades a punto de extinguirse o en sus relatos mundos tan humanos como el nuestro por los que siente admiración.

Ve en los pueblos tradicionales una infinita riqueza al borde de la desaparición. Descubre que el mundo civilizado ha sido incapaz de escuchar el profundo valor de las culturas indígenas, tan elaboradas, complejas y sabias como las del mundo desarrollado. Y hace suyas las palabras de Levi Strauss que rinden homenaje a esos "pueblos primitivos" y reconocen un espacio a otras maneras y formas de vivir al comprender que "nuestro modo de vida no es el único posible y que hay otros que han permitido a los seres humanos llevar una vida feliz."

La anécdota envuelve la reflexión profunda de Cees Nooteboom. Y el viaje puramente material, con sus penalidades, malos hoteles, retrasos de aviones, peleas por las maletas… da paso a una mirada más honda que pone de relieve la existencia de lugares y gentes distintos. Hotel nómada es así un libro de viajes que fluye mucho más allá del relato del itinerario de un lugar a otro y que lo hace con la sencillez de quien habla para sí mismo. Traspasa la piel de cuanto se percibe a primera vista y saca a la luz lo que de verdad supone el contacto con la realidad de otros países y gentes. Países y gentes, nos hace ver, cuyo presente se ha construido sobre una herencia que procede de raíces distintas a las nuestras. Un puro viaje.

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miércoles, 20 de octubre de 2010

Una vida en China. 1. El tiempo del padre


Una vida en China. 1. El tiempo del padre
P. Ôtié y Li Kunwu
Astiberri, 2010
254 pp.

La mayor parte de lo escrito últimamente sobre China responde a la fascinación por el cambio que ha experimentado el país en los últimos años. Y a la necesidad de comprender ...


P. Ôtié y Li Kunwu
Astiberri, 2010
254 pp.






La mayor parte de lo escrito últimamente sobre China responde a la fascinación por el cambio que ha experimentado el país en los últimos años. Y a la necesidad de comprender su alcance y los derroteros por los que discurre.

Imprevisible y sorprendente, este cambio reclama la atención de todos. Pero igualmente sorprendente, imprevisible y fascinante fue el cambio que la llegada del comunismo supuso para China y las transformaciones de todo orden que generó su particularísima evolución. La mirada al presente y al futuro ha desdibujado un pasado muy reciente, que sigue vivo en muchos aspectos y que condiciona todavía el hoy y el mañana.

Una vida en China echa la mirada atrás. Justamente arranca con la victoria de Mao y lo hace en tono autobiográfico. Quien habla es un hombre maduro en la actualidad que desgrana sus recuerdos, pero la voz es la del niño que vivió aquellos años y que participó, arrastrado por el torbellino del momento, en los acontecimientos que sucedieron.

Ojo, no estamos hablando de un libro en el formato habitual. Una vida en China es un cómic. Y en esta lectura sólo hacemos referencia al primero de los tres volúmenes de que constará la obra entera: El tiempo del padre.

El libro es el resultado de la combinación de trabajos del guionista, P. Ôtié, y del ilustrador Li Kunwu. Y para hacer justicia contribuye a él de manera significativa Pierre Haski, en un prólogo de gran interés que anticipa el tono de la obra: crítico, pero al mismo tiempo ponderado sobre un período histórico dramático que se prestaría, visto con distancia, a un discurso grueso llevado por la pasión.

Li Kunwu, es el alma del libro. Es su vida la que se cuenta en él, una vida pobre hasta la miseria que rodea a su infancia y que en un entorno de viejas tradiciones se transforma bajo el ímpetu de una revolución que pretende rescatar a millones de individuos del atraso y del hambre. Tropiezo tras tropiezo, fracaso tras fracaso se van sucediendo las consignas y los programas que el Partido pone en marcha para desarrollar su política y movilizar a millones de individuos. El cambio radical de la economía que llega hasta la más pequeña de las aldeas, la sustitución en masa de las viejas costumbres por otras revolucionarias, el culto a los héroes ejemplares que sirven de modelo a imitar por pequeños y mayores, el delirio de la revolución cultural, las denuncias obsesivas a los elementos contrarrevolucionarios, el amor colectivo al presidente Mao… todo ello aparece como parte de la vida cotidiana de un niño que ha nacido en este mundo y lo entiende como natural.

Li Kunwu ilustra el relato con trazos duros. Recoge la tradición del dibujo chino y da continuidad en formato de cómic a su oficio, durante mucho tiempo, de ilustrador de las campañas de propaganda política. Entonces eran jóvenes iluminados por el brillo de la Revolución y por la gloria de los objetivos a alcanzar. Hoy, en Una vida en China, los dibujos muestran a masas y a personas desorientadas, casi siempre arrastradas por los grandes acontecimientos que marcaban la vida de todos los días.

Con tantos ajustes de cuentas a hacer con el pasado, con la perspectiva que da el paso del tiempo, con la mirada puesta en las oportunidades de un futuro tan distinto, sorprende el equilibrio y la serenidad entre los que discurre el relato. Y sorprende saber que Li Kunwu ocupa hoy un puesto relevante en el Partido Comunista Chino. Un ingrediente más en esta historia que parece de ficción y que ayuda a acercarnos a una China que tanto nos admira y tanto nos desconcierta.

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jueves, 14 de octubre de 2010

Breve historia de Alemania


Breve historia de Alemania
Hagen Schulze
Alianza Editorial, 2009
289 pp.

Schulze traza la historia de la formación de Alemania, que de alguna manera es la historia de la formación de Europa misma. Y lo hace con agilidad y al mismo tiempo con detalle...



Hagen Schulze
Alianza Editorial, 2009
289 pp.





Viajar por Alemania es hacerlo por un país esencialmente europeo. El continente posee en Alemania un pilar fundamental. Visitando sus ciudades o recorriendo sus regiones, tiene uno la sensación de hallarse en un estado como Francia o el Reino Unido, con una larga historia de prosperidad que explica su riqueza actual y su peso singular entre el conjunto de países vecinos. Y sin embargo, Alemania es una excepción. Es, como estado, uno de los últimos en aparecer en Europa y sus fronteras y su configuración como país son tan recientes que hay que esperar hasta el siglo XX para poder encontrar la Alemania que conocemos hoy. Alemania es una recién llegada. ¿O no?

Schulze, en su pequeño libro, traza la historia de la formación de Alemania, que de alguna manera es la historia de la formación de Europa misma. Y lo hace con agilidad y al mismo tiempo con detalle. La lectura es fácil, la exposición atractiva y el conjunto no es que sea una novela pero retiene la atención del lector atrapada en el interés por el desarrollo de los acontecimientos.

Los aficionados a la historia disfrutarán del libro y los menos aficionados seguramente también porque hablar de ese largo parto que ha sido la formación de Alemania es hablar de presente también. Por supuesto, referirse al país, cuando no existía, obliga a hablar de Europa. Y bucear en las raíces que dieron lugar a evoluciones tan distintas como la de las sólidas monarquías nacionales al estilo de España o de Francia, por un lado, y ese rebaño de pequeños principados alemanes que siguió pastoreando en las praderas de Centroeuropa hasta casi la entrada del siglo XX, por otro, lleva a mirar atrás y a dedicarle unas páginas a esa construcción monumental que fue el Imperio Romano.

Pero que nadie tema por el hecho de haber rebobinado hasta una fecha tan temprana. El relato de Schulze no es en ningún modo abrumador en la búsqueda de los hilos que han movido la historia. Se ocupa de destacar las corrientes más importantes que justifican esa rara situación que no acaba de fraguar en el centro de Europa durante siglos y que se opone a la creación de un estado alemán. Porque lo que nos muestra Schulze no es un territorio de lenta maduración que necesita alcanzar el final del siglo XIX para llegar a donde llegaron las otras grandes naciones europeas, sino un juego de intereses de estas naciones (de Francia, Austria, Suecia, Rusia, Dinamarca…) que necesitan en su espacio central un conglomerado de pequeños estados que sirva de colchón para amortiguar sus roces y deje una especie de tierra todavía moldeable para suavizar fricciones.

¿Y los alemanes, a todo esto, tienen algo que decir? ¿Actúan en contra de los intereses de sus vecinos que insisten en separarlos? Pues es que los alemanes no han tenido ocasión de serlo. Nunca han formado una nación y al ser herederos del viejo imperio romano –nuestro Carlos V fue emperador y después de él vinieron muchos otros- eran conscientes de pertenecer a un mundo de fronteras casi míticas que les daba cobertura y unidad a pesar hallarse divididos por principados, ducados, obispados, etc. con los que se entendían en el mismo idioma. Y que servían para resolver un conflicto casi irresoluble: el de la aparición del protestantismo en un ambiente de intolerancia religiosa que sólo podía digerirse mediante un mosaico de estados con obediencias distintas con los que atenuar la obligación radical de ponerse a favor de una u otra de las opciones religiosas.

Y aún había incertidumbres añadidas en esos alemanes que no tenían estado para actuar decididamente contra las fuerzas que preferían verlos separados. Por múltiples razones (y Napoleón no fue la menor de ellas) los pequeños estados se modernizaron y prosperaron tanto económicamente como culturalmente. Sin unidad política, actuaron para establecer entre ellos lazos de colaboración, ligas de intereses, asociaciones económicas, uniones industriales, científicas y culturales que ayudaron a su desarrollo y les permitieron crear sólidos espacios de encuentro. Y les llevaron también a reflexionar si como en la antigua Grecia no habría un espacio político más justo y eficaz que el modelo seguido por las grandes naciones a base de pequeñas entidades independientes políticamente pero unidas por la proximidad, la lengua, la cultura y por el desarrollo industrial y científico.

Schulze llega en su exposición hasta nuestros días. Su relato es una historia de la que el lector conoce de sobras el final. Aunque este conocimiento es parecido al de la foto-finish que documenta el instante de la llegada pero dice poco de la carrera que se ha venido desarrollando antes de terminar en la meta.

Nuestra imagen de una Alemania sólida y perfectamente encajada en el centro de Europa se ve tan acreditada por su poder económico actual y por su solvencia sea cual sea el ángulo por el que se la mire que casi no deja espacio a reflexionar sobre la trama que ha dado forma a su tejido. El libro se Schulze nos ayuda a ello, a conocer el largo proceso de formación del país y el frenético suceder de acontecimientos que desde mitades del siglo XIX nos han llevado hasta hoy. Y lo hace de una manera fácil y muy estimulante en esta Breve historia de Alemania que merece la pena leer.

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martes, 5 de octubre de 2010

Condiciones nerviosas


Condiciones nerviosas
Tsitsi Dangarembga
Intermón/Oxfam - Icaria, 2010
327 pp.

En unos pocos años África ha pasado de una sociedad tribal al mundo moderno. Mucho cambio para que haya sido un proceso fácil y además justo....


Tsitsi Dangarembga
Intermón/Oxfam - Icaria, 2010
327 pp.





Es demasiada la distancia que nos separa de África para que nos sea fácil comprenderla. El África que vemos hoy es el resultado de una revolución. En unos pocos años ha transitado desde un mundo basado en sociedadades tribales, en culturas, modos de vida y tradiciones que se habían conservado desde tiempo inmemorial al mundo moderno. Un mundo creado a imagen y semejanza de los blancos. Mucho cambio para que haya sido un proceso fácil y mucha distancia entre uno y otro mundo para que además ese tránsito haya sido justo.

Muchos libros, desde ángulos distintos, reflejan el drama de la creación de la nueva identidad africana, una identidad construida, en muchas ocasiones, en el plazo de una generación. Y todos ellos han contribuido a establecer el sólido fundamento de una literatura floreciente, rica y llena de matices que la editorial de Intemón/Oxfam ayuda a sacar a la luz a través de su magnífica colección Nadhari.

Una nota introductoria de Emili Olcina, el traductor del libro, presenta el texto de manera directa y clara. Dice lo siguiente:

"Condiciones nerviosas (es) una de las obras maestras de la literatura negroafricana contemporánea (…). La formación de Tambu, una campesina pobre de Zimbabwe, se contempla entre mediados de los años 1960 y comienzos de los 1970. Tambu pertenece, como la autora misma, a una generación que, entre la infancia y la primera juventud, asistió al tramo final de las luchas contra el régimen de la minoría blanca que culminan, en 1980, con la formación del primer gobierno negro. La lucha de Tambu por acceder a una buena educación escolar traduce, en términos de biografía individual, la trayectoria de una colectividad nacional que conoce cambios profundos en la transición entre las incertidumbres de la lucha contra el colonialismo y a las incertidumbres de la independencia, en el marco de unas formidables tensiones entre tradición y modernización, entre africanismo y europeísmo (…)
(…) Tambu debe no sólo descubrir su propia identidad, sino forjar una identidad propia, femenina y africana. Se enfrenta a la opresión a la mujer, en la tradición africana, y, al mismo tiempo, se aferra a la africanidad frente a la opresión europea contra la mujer negra. Tiene frente a ella no un orden patriarcal sino dos: el tradicional africano, representado por el padre, y el fomentado desde la minoría blanca, representado por el cabeza del grupo familiar de Tambu, un negro instruido que goza de privilegios serviles dentro del régimen blanco".

Pero Condiciones nerviosas, que tras esta presentación aparece como una novela de tinte político, no tiene vocación de novela militante. La apuesta por conseguir una educación es, en la historia que nos cuenta Tsitsi Dangarembga, la voluntad de una niña demasiado joven, humilde y pegada a la tierra para caer en la cuenta de la realidad colonial. Para ella se trata de salir de la miseria en la que está instalada su familia, de dejar atrás ese mundo que gira alrededor de una modestísima casa y de la rutina de cultivar un campo precario, acudir al río a recoger agua o a lavar o cuidar de los hijos y hermanos en una cotidianidad sin ningún porvenir.

Condiciones nerviosas dibuja la vieja Rodesia, de la que emerge la actual Zimbabue, en el entorno de la aldea, en el marco de las relaciones familiares, en el del trabajo, en el alejado mundo de la ciudad y de los blancos y en el retrato de conjunto de esa sociedad tradicional que fluye en la novela a través de los recuerdos de una niña primero y de una adolescente después. Un universo de costumbres, de trabajos, de ilusiones y de reflexiones se despliegan a través de la voz juvenil de Tambu ante el lector. Y todas ellas acaban por componer una novela excelente que ensanchará su visión sobre África y que atrapará su interés a lo largo de todas las páginas.
La distancia a la que se referían las primeras líneas de esta reseña se estrechará, sin duda, tras la lectura de Condiciones nerviosas.

Más información y comentarios en la página de Intermón/Oxfam

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