lunes, 24 de octubre de 2011

Pyramiden. Retrato de una utopía abandonada

Pyramiden

Kjartan Flogstad
Interfolio, 2011
288 pp.

Hallarse frente a un libro raro es la primera sensación que deja la lectura de Pyramiden. Porque raro empieza por ser el tema del que nos habla. Trata de Pyramiden, una ciudad en Noruega de la que probablemente nadie habrá oído hablar antes...



Kjartan Flogstad
Interfolio, 2011
288 pp.





Hallarse frente a un libro raro es la primera sensación que deja la lectura de Pyramiden. Porque raro empieza por ser el tema del que nos habla. Trata de Pyramiden, una ciudad en Noruega de la que probablemente nadie habrá oído hablar antes. Pero además una ciudad cuya existencia roza el absurdo.

En la Noruega perteneciente a la Otan, en la frontera con el telón de acero, se levanta una ciudad soviética que estará activa hasta muy al final de los años noventa. Se trata de una población creada en torno a una explotación minera, situada en el círculo polar ártico, en el remoto archipiélago de las Svalbard. Ninguna otra explotación en el mundo está en un entorno tan inhóspito, y aislado del mundo. Es una creación extrema, casi imposible, como extremo es, en un país occidental, el hecho de ver un busto de Lenin junto al palacio del Pueblo, así como carteles con consignas o con mensajes de bienvenida escritos en letras cirílicas.

Esta ciudad imposible existió hasta que fue abandonada, con su biblioteca, comedores para los empleados, edificios de viviendas para los mineros y toda clase de instalaciones industriales. Y hoy permanece fosilizada como una reliquia de tiempos pasados para viajeros curiosos dispuestos a llegar al remoto norte para ver con sus propios ojos los residuos de lo que parece que fue un experimento de ciencia ficción.

El absurdo de este Pyramiden soviético, incrustado en una isla entre hielos acompaña a todo el libro de Flogstad. El autor, una de las firmas más relevantes de la actual literatura noruega, aprovecha la existencia de la ciudad para buscar en lo más profundo de la relación del hombre con la minería y, a través de ella, con la naturaleza y con la vida misma.

La existencia de la ciudad, bajo la poderosa imagen de la montaña piramidal que le da nombre, la artificialidad de su localización, la singularidad de sus raíces rusas, la atmósfera fantasmal que hoy la rodea abren un universo entero para la reflexión como si se tratara del viaje a un mundo más imaginario que real. Alrededor de la calle, de la vía de ferrocarril abandonada o de la boca de la mina, Flogstad lleva sus reflexiones a los viejos mitos del trabajo subterráneo, en Noruega o en los Andes, a las resonancias psicoanalíticas de perforar las entrañas del suelo para alcanzar la negra veta del mineral de carbón, al universo heroico del trabajo más duro que resulta el punto de encuentro de rusos, ucranianos y noruegos, a la extraña vinculación que puede unir a Moscú con un territorio perdido en el Ártico que abandonará cuando las fuerzas para escarbar en la tierra decaigan o cuando el precio del mineral haga poco atractiva la actividad en un lugar tan ajeno.

Casi no hay hilo que organice el recorrido del libro, porque el poderoso hecho de la existencia –real, y no imaginaria- de Pyramiden alimenta una tras otra disgresiones que se van añadiendo en forma de sucesivas luces para dar nuevos matices a este lugar único y absurdo y que componen un relato lleno de reflejos en las direcciones más diversas.

Noruega es bien conocida por sus fiordos, por su geografía boscosa de relieves intrincados y de páramos donde se mezclan cascadas y glaciares. Con Pyramiden asoman los restos de un episodio excepcional fuera de las rutas que figuran en las guías o en el itinerario habitual de los viajeros. Pyramiden hace un guiño a quienes se dispongan a abandonar los caminos trillados y quieran acercarse a una realidad extraña pero que habla a quienes la visitan de multitud de temas tal y como nos muestra Flogstad en su libro. Una Noruega rara, una ciudad rara, un abanico de sensaciones raras y una rara selección de reflexiones componen este relato sorprendente que llamará sin duda la atención del lector.

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lunes, 17 de octubre de 2011

A pesar de los dioses. El extraño ascenso de la India moderna

A pesar de los dioses

Edward Luce
Península, 2011
449 pp.

Sin lugar a dudas, algunos de los asuntos de los que trata Edward Luce mueven a escándalo y muestran una India llena de problemas. Pero no es su intención cargar las tintas para mostrar un país en situación dramática sino todo lo contrario...



Edward Luce
Península, 2011
449 pp.





“De los 545 miembros del Parlamento de Nueva Delhi, unos cien cuentan con un historial criminal, lo que significa que han sido procesados por uno o más crímenes pero no condenados”.

Sin lugar a dudas, algunos de los asuntos de los que trata Edward Luce mueven a escándalo y muestran una India llena de problemas. Pero no es su intención cargar las tintas para mostrar un país en situación dramática sino todo lo contrario. Intenta poner las cartas –todas las cartas- encima de la mesa para explicar lo que desde la distancia parece casi un milagro: la salida del atraso y de la pobreza para integrar ese pelotón de cabeza, que componen también China y Brasil, de países en rápido desarrollo y con visos de convertirse en verdaderas potencias.

El caso es que no se sale del atraso de un día para otro, ni deja de ser verdad lo que ha sido un país para, de repente, convertirse en otra cosa. Hay que explicar los cambios, ver lo que queda de la historia pasada, medir bien hasta dónde llegan las novedades y reflexionar sobre el proceso que lleva de la una a las otras y de todo el recorrido que queda por andar. Esto es lo que hace Edward Luce, periodista radicado en la India desde hace tiempo, corresponsal de importantes medios internacionales y espectador de primera fila de todo lo ocurrido en el país en los últimos años.

De las contradicciones de esta carrera hacia la modernidad habla ya el título del libro. Y se ocupa en detalle el autor porque si hay un país con cultura arraigada y de características muy específicas, éste es la India. No es, pues, fácil de entender que el lugar donde millones de personas veneran a las vacas, creen que las piedras son dioses, o siguen en la estela del pensamiento de Gandhi -que vestía un sencillo lienzo de algodón, predicaba la importancia de vivir en las aldeas y de disponer de un humilde telar para producir la ropa que la familia necesitara-, sea al mismo tiempo el faro del ingenio tecnológico al que acuden las empresas de occidente para proveerse de los servicios más sofisticados.

Edward Luce hace un repaso tanto de las oportunidades, como de los lastres que impiden el verdadero progreso de la India y para ello entra en detalle en numerosos temas que iluminan aspectos fundamentales de la economía, de la política y de la sociedad. Todos enormemente interesantes y reveladores de la situación presente. Habla de los espectaculares avances en muchos aspectos: en el año 2000 había un total de tres millones de usuarios de móviles y en el 2005 había 4 millones de altas ¡cada mes! Pero al mismo tiempo, de 470 millones de personas, sólo 35 millones viven en el entorno de lo que se conoce como economía organizada –la que tiene contrato, paga impuestos, consta en los registros de las actividades económicas…- y de esos 35 millones sólo 14 se mueven en lo que llamaríamos actividades privadas, es decir, no son funcionarios. ¿Y cuántos se dedican a las TICs –las famosas tecnologías de la información y las comunicaciones-? Pues la miseria de un millón, en datos de 2006 que es cuando Luce escribe su libro.

“La economía india es extremadamente peculiar –dice Edward Luce-. Sus complejas plantas siderúrgicas están contribuyendo a desbancar del negocio a sus homólogas japonesas y estadounidenses. En sus elitistas hospitales privados se realizan operaciones de neurocirugía para una adinerada clientela árabe y trasplantes de cadera ara “turistas médicos” británicos de la tercera edad (…) El sector farmacéutico está listo para lanzarse a la producción de nuevos productos gracias a su propio potencial de investigación y desarrollo. Sin embargo, el nivel de vida de un número ingente de campesinos indios sigue sin rebasar los estándares africanos. Menos de un millón de indios produce más ingresos por exportación de TI y software que lo que varios cientos de millones de campesinos ganan a través de las exportaciones agrícolas.”

La corrupción, el comportamiento de esta masa enorme que forma el cuerpo de los funcionarios, la dificultad de reclutar a buenos profesionales para las tareas del Estado, la nueva cultura del dinero en oposición a la que se apoyaba en las viejas creencias, las complejas relaciones entre castas y política, los musulmanes, el nacionalismo hindú y un montón más de temas componen el libro y el abanico de ángulos desde los que se observa la India. Tantos ángulos y asuntos que seguramente hubieran dado para dos libros y que habrían servido para aliviar la digestión de uno solo, como el que nos ocupa, tan cargado de contenido. Un libro rico y extenso que se leerá con mucho interés y que da ocasión de poner en orden las ideas de esta India emergente que rueda veloz sobre la pista de despegue de las nuevas potencias mundiales.

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lunes, 10 de octubre de 2011

China

China

Vicente Blasco Ibáñez
Gadir, 2011
247 pp.

Suena a anacrónico recomendar a estas alturas la lectura de Blasco Ibáñez. Y más si se trata de un viaje. Pero un par de notas, casi seguro que olvidadas, sobre él llamarán la atención y nos avisarán de que se trata de un personaje muy singular...



Vicente Blasco Ibáñez
Gadir, 2011
247 pp.






Suena a anacrónico recomendar a estas alturas la lectura de Blasco Ibáñez. Y más si se trata de un viaje. El autor parece relegado a los libros de texto de bachillerato y lo que pueda contar, si se considera el tiempo transcurrido desde que escribió hasta hoy, ni tiene el valor del relato de los viajeros históricos ni tan poco el interés de lo actual.

Pero un par de notas, casi seguro que olvidadas, sobre Blasco Ibáñéz llamarán la atención y nos avisarán de que se trata de un personaje muy singular. La primera es que un libro suyo, traducido al inglés, fue el mayor éxito de ventas en los EEUU en el año 1919. Otra es que fue un viajero extraordinario y que al poco de terminar la Primera Guerra Mundial dio la vuelta al mundo, en una aventura que muy pocos se atrevieron a realizar en la época.

El resultado de este viaje insólito fue La vuelta al mundo de un novelista, una parte del cual, la que se refiere a China, es la que compone el libro que ahora nos ocupa y que publica Gadir.

Blasco Ibáñez visitó el país en 1923. Procedía de Corea y entra en China, por supuesto, en tren.  Recorre Manchuria, llega a Pekín, visita la Gran Muralla, sigue hacia Shanghai, navega hasta Hong Kong, va a Macao, pasa por Cantón...  Un largo recorrido a través de China le da material más que suficiente para hablar en profundidad del país. Y lo hace de manera ligera porque su capacidad de describir es grande y la soltura con la que cuenta lo que ve y con la que va abriendo temas que proporcionan luz sobre el país es tan ágil que el relato discurre sin dificultad y siempre desvelando aspectos interesantes.

De alguna manera, la China de Blasco Ibáñez suena a la China de hoy: un país salido del letargo,  abierto al progreso y sorprendentemente rico en la capital. Y es que, cuando emprende su viaje, hacía poco tiempo que el país había puesto fin al milenario régimen imperial y había instaurado una república. China se abría al presente, empezaba a recibir a los primeros turistas, edificaba en Pekín de la misma manera como se hacía en Nueva York y mostraba en los prósperos comerciantes una opulencia que llenaba de asombro.

El momento de la visita de Blasco Ibáñez a China es,  además, interesante porque en este cambio trascendental que abre el país al mundo moderno, resuenan las tradiciones y los recuerdos del pasado, que siguen aun vivos para mucha gente. La mirada hacia adelante y hacia atrás es todavía posible porque ha pasado muy poco tiempo desde que el emperador dejó sus atributos divinos y abandonó el poder. Y desde que el país entero empezó a vivir libre de las ataduras a unas tradiciones que lo sujetaban desde tiempo inmemorial.

China está en este momento en plena ebullición. Japón se ha instalado en Manchuria y se apresta a apropiársela. Las potencias occidentales tienen una fuerte presencia militar en el país que recuerda todavía la rebelión de los Boxers y que genera desconfianza en americanos, ingleses y franceses.  Los trenes circulan protegidos por el ejército para evitar los asaltos. La inestabilidad convive con el progreso, con la pobreza de una población enorme y con el peso de la tradición.

Los paisajes, las escenas callejeras, las costumbres, la familia, el papel del emperador, la arquitectura, las rarezas de la cocina, los mendigos, los misioneros y mil temas más asoman en esta China que retrata Blasco Ibáñez con admiración y con curiosidad. Y componen un relato extraordinariamente ameno, nada pasado de moda como sería de temer, que retiene la atención del lector desde la primera a la última página.

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lunes, 3 de octubre de 2011

Derrota de Vasco de Gama. El primer viaje marítimo a la India

Derrota de Vasco de Gama

Isabel Soler
Acantilado, 2011
228 pp.

Derrota suele significar algo próximo a un descalabro. Pero los más marineros entienden que este mismo término señala la ruta que se emprende al navegar. Y por ahí es por donde debemos empezar cuando nos aproximamos a este libro excelente que nos habla del primer viaje a la India de Vasco de Gama...



Isabel Soler
Acantilado, 2011
228 pp.






Una advertencia para empezar. Hace referencia al título. Derrota suele significar algo próximo a un descalabro, a la pérdida de una batalla. Pero los más marineros entienden que este mismo término señala una dirección, la ruta que se emprende al navegar. Y por ahí es por donde debemos empezar cuando nos aproximamos a este libro excelente que nos habla del primer viaje a la India de Vasco de Gama.

Poco habituados estamos a mirar al pasado y a maravillarnos por algunos hechos históricos que marcaron no sólo el conocimiento, sino la vida de millones de hombres. El viaje de Vasco de Gama, poco después de que Bartolomé Díaz consiguiera doblar el Cabo de Buena Esperanza y por consiguiente aprovechando las noticias de este acontecimiento, fue un avance extraordinario en el conocimiento de la tierra y en la ambición de Portugal de convertirse en una gran potencia.

El relato de esta expedición, escrito por un oscuro personaje que participaba en ella, forma parte del libro del que hablamos. Son sus cimientos y está lleno de interés para el lector porque cuenta con espontaneidad total lo que su autor observa, consciente de que está contando algo por primera vez. De que está llevando noticia de un mundo nuevo, del que había indicios, y que el relato que escribe saca a la realidad del terreno de la imaginación, para llevarla al territorio de los hechos.

Pero antes de llegar a este relato, el libro empieza por un largo y jugoso prólogo de Isabel Soler. Si el texto original, el Roteiro da Primeira Viagem de Vasco da Gama, son los cimientos, el prólogo de Isabel Soler es el edificio que saca provecho de ellos y les da altura. Si el Roteiro cuenta lo que acontece durante el viaje, Isabel nos habla de Vasco de Gama, de Portugal, del contexto histórico, interpreta lo que el relato dice y también lo que no dice. Y hace todo ello desde una extraordinaria erudición que en ningún momento lastra el libro, sino todo lo contrario. Le da aire y va añadiendo ingredientes que suman interés.

A quienes no nos dedicamos a la historia nos sorprende la prolija documentación que se dispone de muchos acontecimientos que suponemos lejanos y perdidos en el tiempo. Los que tenían que ver con los descubrimientos, por la cuenta que les traía a reyes o a quienes esperaban sacar provecho de ellos, disponían de escribanos que tomaban nota puntual de los detalles y que han dado materia a los historiadores desde hace mucho tiempo. Pero hay puntos oscuros de los que poco se sabe o porque hay pocas noticias de ellos o porque la misma historia los ha interpretado de maneras que no han generado luz sino confusión.

Vasco de Gama está en este punto. Y por supuesto, lo está su viaje, que llega a nosotros en forma de epopeya a mayor gloria de Portugal pero que la realidad saca del terreno de los mitos para llevarlo al de los hechos más prosaicos y a menudo poco elogiables.

Vasco de Gama, nos  cuenta Isabel Soler es un hombre terco, duro en extremo, astuto y reservado. Nada tiene del héroe que se hace amar. Azota a sus hombres, somete a tormento a quienes piensa que no le son fieles, secuestra a los que le pueden servir de moneda de cambio, se apodera de naves que encuentra en el camino y las saquea… Es, desde luego, un hombre de su tiempo. El progreso de su expedición se basa en el uso de la astucia y la fuerza y se orienta por el objetivo de sacar provecho.

Astucia, fuerza, provecho… no son, desde luego, recursos exclusivos de Vasco de Gama, ni tampoco la crueldad extrema que en ocasiones despliega. Pero sorprenden cuando se observan al lado del discurso oficial que el rey don Manuel propaga de la misión divina que corresponde a Portugal de unir al mundo entero y restaurar su armonía bajo la fe cristiana y bajo el manto de su corona.

Vasco de Gama no sólo se comporta como un corsario. Es víctima también de una enorme ignorancia. Sus dotes diplomáticas son escasas, se sabe relacionar con reyes y con señores que encuentra a lo largo de su viaje desde la fuerza y pocas veces desde el diálogo, cosa que le juega, a menudo, malas pasadas.

Viniendo de un reino pujante como es Portugal entiende que está a la cabeza del mundo y ejerce la superioridad sin contestación alguna mientras viaja por África, por regiones aisladas donde parece haber sido el primer extranjero en llegar. Pero empieza a mostrar sus debilidades cuando tropieza con territorios donde el comercio ha llegado de manos de mercaderes musulmanes y su presencia no causa necesariamente admiración ni excesivo temor.

No comprende que los regalos que llenaban de alborozo a los reyezuelos tribales les parezcan poco a los reyes de las islas del Índico, acostumbrados ya a ver sedas, oro y marfil. No entiende que no debe apresar barcos si no quiere enfrentarse a los soberanos de las aguas en las que ejerce de corsario. Y no entiende que cuando llega a Calicut el rey no le trate a él como a un rey ni se someta a su autoridad.

Viaje epopéyico el de Vasco de Gama, pero frustrante porque la falta de entendimiento seguramente ha dado lugar a más enemigos que amigos. El regreso de Calicut es precipitado. La flota portuguesa sólo sabe mostrar músculo y bombardea la ciudad. Tampoco entiende Vasco de Gama que deba pagar impuestos y sale de madrugada a escondidas, perseguido por la flota de la ciudad que no admite tamaño descaro. Y el balance final de su largo viaje es un éxito clamoroso porque abre esa ruta de las especias por la que tanto suspiraban los portugueses, pero también una aventura llena de sombras lastrada por tantos desencuentros y tantos errores de interpretación, alguno de ellos tan grueso como fue la noticia de que la India era un reino cristiano.

Triunfo de Vasco de Gama, pero también derrota como sugiere la interpretación directa del título del libro. Porque Isabel Soler, en su magnífica explicación acompaña al lector a los versos de Os Lusíadas que reescriben la gesta marítima portuguesa y remodelan al personaje de Vasco de Gama y a su viaje para adaptarlo a la categoría de mito. La gran epopeya de las letras portuguesas dibuja el discurso que va a perdurar en el futuro porque Camoens será la voz sobre la que se asentará la gloria de Portugal.

La realidad, esforzada, heroica según se mire y reprobable también, deja paso al discurso glorioso del renacimiento que acompaña al crecimiento de las naciones y de sus grandes proyectos. Vasco de Gama, el personaje verdadero con sus claroscuros, se desvanece por necesidades del guion y aparece de nuevo convertido en un héroe más armónico, más próximo a lo que un mundo nuevo exige de sus grandes personajes.

¿Un libro demasiado teórico, demasiado académico? Nada de eso. Derrota de Vasco de Gama se lee con facilidad y también con emoción. Es un libro de viajes extraordinario. Y es el resultado de una intensa labor de interpretación que hace Isabel Soler y que agradecemos quienes conocemos poco y mal la historia de unos descubrimientos que nos debiera sonar mucho más próxima.

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