martes, 23 de junio de 2015

Océano África

Océano África

Xavier Aldekoa
Península, 2014
296 pp.

No hay lloriqueo en Océano África, hay reflexión, hay información, hay la experiencia de un viajero acostumbrado a contar y a extraer de cuanto ve mucho más que un puro suceder de acontecimientos.



Xavier Aldekoa
Península, 2014
296 pp.





Xavier Aldekoa tiene la habilidad de contar sus viajes como si fueran cuentos. Lo suyo es jugar con la realidad y con la ilusión de haber encontrado lo desconocido, es aproximarse a lo terrenal y al mito que el viajero tiene en mente. Un mito del que saca ánimo para ir más allá y alcanzar horizontes nuevos. Aldekoa cuenta que pertenece a dos familias, la de los reporteros y la de los viajeros. Dos familias que podrían confundirse aunque son distintas porque a una la mueve la realidad y a la otra la curiosidad.

Hay algo de recuerdo infantil en Xavier Aldekoa. Algo que no desmerece sino todo lo contrario. Es el aroma de la seducción que el lector sentía al escuchar los cuentos de pequeño y que ahora ve aflorar al recorrer las calles de una ciudad que no es la suya, al escuchar los murmullos y las voces de gentes desconocidas al hablar, al sentirse envuelto en un mundo de colores, de olores y de luces que no son los propios porque pertenecen a otro lugar, porque le son desconocidos.

Pero el relato de Xavier Aldekoa, con todo el encanto que pueda tener el hecho de poner un pie en lo desconocido, no es un relato necesariamente amable. Es África y el continente africano no es algo que se pueda mirar bajo foco de una sola luz. Los lados oscuros son muchos y nuestro autor los conoce bien.

Xavier Aldekoa ha vivido en África y ha ejercido allí de corresponsal en guerras, en países que las sufrieron no hace mucho y en países que las han tenido menos cerca y no por ello se puede decir que estén en paz consigo mismos. África es un continente duro y amable a la vez, extremadamente cruel y humano, un continente donde el miedo profundo y la alegría se dan la mano y conviven a veces a lo largo de generaciones.

Océano África es eso. Es, en primer lugar, el reconocimiento de la inmensidad y de la hondura que posee todo cuanto encierra en su territorio. Y es, a través del título, el homenaje y el reconocimiento a un continente ignorado y a menudo maltratado.

Un recorrido por buen número de países a lo ancho y lo largo de las tierras africanas articula el libro de Aldekoa. Un recorrido que al lector le da la sensación, a cada poco, de estar empezando un libro distinto y de estar aprendiendo cosas nuevas contemplando este inacabable abanico de realidades a las que se asoma en su lectura.

"Yo viajo a África -dice el autor- para explicar que una niña congolesa se ata bolsas de plastico en los pies porque no tiene zapatos (...). Para intentar entender que en el Congo la gente no mata por salvajismo, mata por interés (...) y para contar también que hay gente que no mata, que decide proteger a los suyos, arriesgándose a ayudar al vecino y aceptar que puede morir en el intento".

Mali, primero, el Congo después, luego Sudáfrica, a continuación Angola, después Camerún y la República Centroafricana... y así hasta cubrir veinte países distintos. Ninguno de ellos con una vida fácil, aunque tampoco vistos desde la óptica del pesimismo.

Allí donde el encuentro con el mundo moderno ha sido lento, se mantuvo el aire de esa África tradicional con sus tradiciones y su sabiduría. Cuando el encuentro fue más brusco, el resultado fue más traumático también y más desestabilizador porque el deseo de progreso de grandes masas de población se ha visto defraudado y ha creado el caldo de cultivo de toda clase de excesos y de aventuras por donde se abre paso la violencia.

Con todos los matices, África es un continente traumatizado. Si en Europa el optimismo es el resultado de la razón, porque la experiencia muestra que la sociedad entera ha seguido una senda de progreso, en África el optimismo nace del deseo, del deseo de alcanzar una vida mejor a pesar de la dura realidad sobre la que se asienta la vida de todos los días.

No hay lloriqueo en Océano África, hay reflexión, hay información, hay la experiencia de un viajero acostumbrado a contar y a extraer de cuanto ve mucho más que un puro suceder de acontecimientos. Y hay un lugar para el optimismo allí donde se abren espacios para que aflore una vida más humana. Leer Océano África es para el lector un encuentro con el África de hoy, con sus problemas, con sus herencias, sus amenazas... Es una pequeña lección acerca de lo que ocurre al continente que tenemos más próximo, dosificada con acierto y contada por una voz a la vez experta y cálida.

No hay comentarios: