lunes, 27 de septiembre de 2010

En las antípodas


En las antípodas
Bill Bryson
RBA, 2010
317 pp.

En clave de humor, que convierte la lectura en un fresco pasatiempo, está escrito "En las antípodas". Se trata de un libro de viajes –de un viaje por Australia- y se trata de un autor experto en el género...


Bill Bryson
RBA, 2010
317 pp.






En clave de humor, que convierte la lectura en un fresco pasatiempo, está escrito En las antípodas. Se trata de un libro de viajes –de un viaje por Australia- y se trata de un autor experto en el género.

Pero, a pesar de esta condición de experto, no hay aquí nada del estilo serio que se supone debe acompañar a quien escribe para contar a los demás lo qe ve. Ajustarse a la realidad no supone, al menos para Bryson, ahorrar la sonrisa y de vez en cuando la carcajada.

Bryson viaja a Australia con el propósito de recorrerla de cabo a rabo y también con la intención de dejarse sorprender por este país que enseguida descubre que es completamente insólito. Seguramente la sorpresa sería menor si Australia fuera un lugar, además de exótico, de cultura completamente ajena a la que conocemos como ‘occidental’. Pero justamente lo que no encaja en la lógica de nuestro autor es que estemos en un país de identidad claramente anglosajona y sin embargo tan poco previsible en tantas cosas, tan poco adaptado a sus habitantes y tan distinto a lo que los visitantes pueden esperar… si comparten el espíritu del autor.

A Bryson el primer choque que lo descoloca es que después de viajar a las antípodas -que es donde se encuentra Australia- se dé uno de bruces con gente educada y amable, de aspecto saludable y culto. “Nuestros instintos culturales nos dicen que cuando se viaja tan lejos, se debería encontrar, por lo menos, gente a camello…”. Y no. Se encuentra uno con Sidney o con Canberra, que son ciudades espléndidas con jardines y edificios modernos, limpias y ricas.

Y se encuentra –y esto es lo que le gusta a Bryson- con que a partir de este momento todo puede leerse desde una divertida óptica dominada por el absurdo. Porque Australia, próspera y juvenil, encierra peligros sin cuento, inconvenientes e infortunios que convierten el viaje en una parodia.

El mar está poblado por las especies más venenosas –animales y vegetales- que pueda imaginarse y que supuestamente ponen en riesgo la vida del autor cada vez que pone un pie más allá de la orilla. Los desiertos son un hervidero de serpientes grandes y pequeñas pero mortales todas ellas o peor. Los caminos trazados sobre una tierra de hostilidad insuperable son trampas en las que han dejado la piel quienes en el pasado se aventuraron por ellos y que amenazan aún la vida de quienes los recorren, especialmente si es la del autor.

Pero no es sólo la geografía, el clima, la flora y la fauna. En esta presentación del país francamente inconveniente, incluso la historia , al menos a los ojos de Bryson, es un auténtico disparate y el presente también.

Quienes colonizaron el continente no acertaron ni una. Se equivocaron de costa cuando quisieron descubrirlo, informaron del clima con desacierto absoluto, instalaron los primeros asentamientos en lugares tan poco propicios que no podían ni siquiera mantener a los cuatro gatos que habían desembarcado con la intención de quedarse. Y el presente no parece haber superado la torpeza que acompañó al desarrollo del país entero desde el principio. Incluso los grandes hitos como la Opera House de Sidney o el inmenso puente que cruza su bahía descubren, a poco que se rasque, imprevisiones, errores y contratiempos que harían sonrojar –o mejor, que hicieron sonrojar- a cualquier persona sensata en cualquier país ‘normal’.

¿Es todo negativo en el relato de Bryson? Por supuesto que no. La realidad es que todo es positivo. El relato desprende afecto y admiración por el país y por sus gentes. Y entre bromas y piruetas jocosas cuenta de la forma más amena la experiencia de un viaje muy particular a lo largo y a lo ancho del continente.

Quien quiera conocer Australia a través de una mirada alegre y heterodoxa podrá hacerlo subido a las páginas de En las antípodas en un recorrido por los más diversos rincones, lleno de anécdotas y de ocurrencias inesperadas. Cualquier lector con curiosidad por esa enorme isla-continente debiera apuntarse desde el sillón de su casa a este insólito viaje.

No hay comentarios: