domingo, 15 de junio de 2008

La noche de Calcuta




Higinio Polo
Montesinos, 2008
235 pp.






El título, La noche de Calcuta, es en buena medida engañoso, porque las cincuenta primeras páginas del libro se dedican a Bombay, las cincuenta siguientes a Cochín y a Madrás, las siguientes a Benarés... Pero de lo que no cabe duda es que estamos en la India. Y como sumergido en la India se siente el lector desde que emprende su particular viaje avanzando por el libro desde la primera página.

La India es un país singularmente complicado. Lo es tanto, que no es de extrañar que se puedan escribir sobre ella libros tan distintos y muchos tan interesantes y atractivos.

La noche de Calcuta es, sin duda, uno de ellos. Frases cortas, muy cortas, escenas fotográficas, sensaciones físicas y temas, muchos temas suscitados al hilo de dichas escenas pasan uno tras otro para ir componiendo ese abigarrado mosaico que permite hacernos la idea de lo que es la India.

El autor podía haber empezado por desarrollar unos fundamentos que dieran las claves para entender lo que el visitante se encuentra al salir a la calle. Sin embargo, prefiere construir de arriba a abajo y desembarcar sin más preámbulos al lector en una tierra de apariencias de las que va colgando informaciones y reflexiones con las que adquiere profundidad el relato y el lector los elementos para su propia reflexión.

Pocos países necesitan tanto como la India que alguien lleve de la mano al viajero y le oriente acerca de aquello que ve. El peso de la pobreza en algunos lugares, el colorido de los saris o de las figuras de los templos en esos mismos lugares o en otros, la laboriosidad de las gentes y su determinación por superar la precariedad del entorno en que viven desbordan muchas veces la mirada de quien se acerca al país y lo seducen con tanta fuerza que el impacto de ese espectáculo que es la vida impide ir más allá para saber y comprender todo lo que hay detrás de ella.

Higinio Polo toma de la mano al lector desde la primera línea. Sale a la calle de Bombay y empieza a transmitir imágenes y comentarios. El suyo es un relato visual. La lluvia, ese monzón de dimensión arrolladora, el trabajo que realizan niños, hombres, mujeres... , las castas y, después de Bombay, Cochín y algunas pinceladas sobre los cristianos, como las hubo antes sobre los zoroastrianos venidos de Persia, y el calor de Madrás...

Higinio Polo pasa de puntillas por los temas, pero construye enseguida un universo al que da cohesión su propia curiosidad y el conocimiento que tiene de todo de cuanto habla. El suyo es un retablo de pinceladas breves, amplio y aleccionador. No es toda la India, por supuesto que no. Eso sería imposible y esa es la razón, como decía al principio, de que haya tantos buenos libros dedicados a ella. Pero La noche de Calcuta resulta ser un libro excelente, con el atractivo -que no es, ni mucho menos, menor- de ser breve en una época en que escribir se parece cada vez más a hacer un tratado, de lectura fácil y rápida y durante todo el tiempo interesante. En resumen, un libro muy recomendable para conocer la India, para asomarse de nuevo a ella en el caso de conocerla ya y para pasar, con su lectura, un buen rato.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No lo conocía...tomo nota...

______________________________ dijo...
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