domingo, 29 de junio de 2008

Perspectivas del Mont Blanc



VV.AA.
Alba, 2008
186 pp.




Contar a los demás acerca de un lugar, transmitir los sentimientos que genera, explicar cómo llegar a él es la base misma de la literatura de viajes. Cuando ese lugar es mítico por la dificultad del acceso, por la belleza de sus paisajes o por el ansia de penetrar en él y conocerlo escribir sobre él se convierte, más que en un objetivo, en una necesidad para numerosos escritores que trazan tantas imágenes del mismo como puntos de vista los animan.

Perspectivas del Mont Blanc representa este caso y no podría ser de otro modo. El macizo con la cumbre más alta de Europa, el de formas más imponentes, que se eleva en el corazón mismo del Continente había de suscitar, necesariamente, el interés de numerosos escritores por conocerlo y por dejar constancia de sus experiencias a través de informes, relatos, cartas o novelas.

La naturaleza cuando alcanza la dimensión majestuosa que adquiere en los Alpes con sus cumbres imponentes, sus extensos glaciares, los dramáticos contrastes que generan las bravas aguas de torrentes y cascadas, los bosques y los hielos es, por supuesto, un sujeto literario de infinitas posibilidades. Pero Perspectivas del Mont Blanc juega, además, con la diversidad de quienes escriben y, por consiguiente, con un panorama muy variado que es lo que da vida al libro y atrae al lector.

El ámbito de la exploración y del viaje –ese viaje que engendró tantos adeptos que acabó por adquirir un nombre propio: el alpinismo- es aquí reducido. Pero son las voces y el tiempo quienes dan dinamismo al relato que en realidad compone una galería de escenas.

Por ello, el temor que pudiera suscitar la pregunta de si puede sortear el riesgo de la monotonía un texto tan centrado en un solo lugar, se resuelve con el concurso de más de una veintena de escritos de autores diversos.

¿Y quiénes son los escritores? El atractivo del libro está justamente en su variedad. Llamo escritores a quienes han escrito aunque no sea este su principal oficio ni hayan pasado a la posteridad como tales. El primero y más antiguo es un santo: San Francisco de Sales, que a principios del s.XVII y en su papel de obispo se aventuró por los Alpes para conocer de primera mano las tierras de su jurisdicción. El último es Gastón Rébuffat, narrador, cineasta y alpinista apasionado, de nuestro tiempo. Entre ambos y entre otros autores de oficios diversos discurren los grandes de la literatura y del pensamiento europeos: Rousseau, Goethe, Chateaubriand, M. Shelley, Víctor Hugo, Alejandro Dumas, George Sand …

Se diría que Europa desfila ante el Mont Blanc a lo largo de cuatro siglos y lo hace dejando tras de sí cortas escenas que reflejan el poder de seducción que en cada momento ha ejercido el más noble macizo y sus imponentes paisajes. Y también se diría que el Mont Blanc sirve de testigo, en los escritos que suscita, de la evolución del gusto y de los sentimientos de los europeos, de los cambios en su mirada y en su sensibilidad, de la diferente apreciación del esfuerzo que significa alcanzar la cima, o de la visión de la vida y de las gentes que los viajeros encontraron en el curso de sus recorridos.

Perspectivas del Mont Blanc es una rica antología para leer en casa, sosegadamente con un ojo puesto en la literatura y en el disfrute de la narración y el otro en ese Mont Blanc y en esos Alpes que tanta fascinación han despertado a lo largo del tiempo.

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