Neal Ascherson
Tusquets, 2016
356 pp.
El mar negro es y ha sido a lo largo del tiempo un espacio en permanente agitación. Una agitación atemperada en algunos momentos, viva en muchos otros, en la han tenido parte pueblos, comunidades, razas diversas que convivieron o que chocaron, que se establecieron y desplazaron en el curso de la historia. Su situación como puente entre Asia y Europa convirtió a este mar y a su contorno no sólo en un espacio de paso sino también en tierra de frontera que disputaron y defendieron imperios y reinos diversos. Y que aprovecharon, con los vientos volubles de la fortuna, los pueblos que se asentaron en sus orillas y en los lugares próximos.
El subtitulo: 'Del siglo de Pericles a la actualidad', da la medida de la ambición del libro y también de su gran interés. Casi tres mil años de historia es mucho aunque se hable de lo que parece un extremo de Europa y que sin embargo ha sido fundamental en el devenir del continente entero. Lo ha sido tanto en el pasado como lo está siendo en el presente. Desde los griegos, los pueblos que del centro de Asia se movieron hacia occidente y penetraron hasta su extremo en la península Ibérica, los romanos, en esa prolongación histórica que fue el imperio bizantino, los otomanos, los rusos, incluso los polacos... todos tuvieron fuerte presencia en el lugar y todos siguen pesando hoy, en un presente que no solamente continúa siendo inestable sino que es un peligroso foco de conflictos. Crimea, el Cáucaso, Ucrania, la misma Turquía, Armenia, Georgia parecen asomadas a un volcán de comportamiento imprevisible.
Este Mar Negro que acaba de publicarse es la afortunada reedición del mismo libro, agotado hace unos pocos años y que reaparece con alguna actualización porque la región no ha dejado de moverse y acontecimientos como la anexión de Crimea por parte de Rusia han modificado la configuración de los poderes y creado momentos de fortísima tensión hace bien poco.
Neal Ascherson, el autor, es un profundo conocedor de la región, de su historia y también de su realidad presente. Pero no es solo una abrumadora cantidad de información la que aporta al lector sino, y sobre todo, una muestra de fina sensibilidad para la interpretar la historia. Una historia tan compleja como diversos fueron los orígenes de los pueblos que tuvieron presencia en el lugar. Baste pensar en los griegos, de un lado, y en los escitas y los sármatas, de otro, nómadas procedentes de las estepas asiáticas, con los que los primeros comerciaron, convivieron y se mezclaron. "Durante tres mil años, interrumpidos por conflagraciones y oscuridad, los habitantes de estos lugares han llevado cuentas, leído y escrito libros, aplicado medidas urbanísticas aplicando la geometría, discutido asuntos literarios y políticos de alguna lejana metrópoli, se han encarcelado unos a otros, se han repartido terrenos para construir templos de religiones incompatibles, han adelantado el pago de la remesa de esclavos de la temporada siguiente..." nos cuenta el autor.
Esta ha sido la historia del Mar Negro hasta hoy. ¿Los griegos? Lo de los griegos fue hace mucho tiempo aunque Neal Ascherson se detiene en ellos y nos los acerca. Pero también profundiza en los turcos y por supuesto en los rusos que desde Catalina la Grande empujaron las fronteras de Rusia hasta las orillas del mar y dieron comienzo a una era de fricciones con Turquía que terminarían una y otra vez en guerras. Y hasta Putin, pasando por el malhadado Beria y por Stalin, georgianos ambos y responsables del desplazamiento de tártaros y de cosacos que vuelven a asomar ahora la cabeza con el conflicto de Crimea.
La realidad es que el Mar Negro ha sido un crisol donde se han fundido innumerables historias y la labor de Neal Ascherson ha consistido en investigar en su interior, extrayendo los elementos que lo conforman, para desvelar la identidad y el devenir de los numerosos pueblos que vivieron en su entorno. Pero también para llamar la atención sobre lo incierto que resulta hablar de identidades y sobre la fragilidad de los hilos que definen a etnias y a naciones.
"Los que reivindican la 'pureza' del linaje en sentido genético -dice- son mestizos en mayor o menor medida. Incluso los pueblos montañeses aislados, encontrarían en su árbol genealógico (...) una criada griega, un mercachifle judío, un tratante de ganado mingreliano, una viuda de oficial ruso, un leñador armenio, una esclava circasiana, un bandido alano oriental, un refugiado persa, un magistrado árabe."
Todos ellos forman el entramado que sostiene la historia del Mar Negro, todos son sus protagonistas y todos están unidos por lazos más o menos fuertes de familia. Todos han dejado de una u otra manera su huella y juntos nos ayudan a entender algo mejor lo que se mueve en este enclave apasionante donde se encuentran Europa y Asia. Neal Ascherson lo cuenta con detalle en este libro que retiene la atención del lector desde la primera página hasta el final.
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