martes, 3 de noviembre de 2015

Tangerina

Tangerina

Javier Valenzuela
Martínez Roca, 2015
324 pp.

Tangerina es un relato que nos lleva al Tanger de hoy y al de ayer, de lectura amena, ligero e intrigante desde el principio al final.


Javier Valenzuela
Martínez Roca, 2015
324 pp.





El nombre de Tánger resuena con un halo de misterio, ligado más a la ficción de una película o de una novela que a la realidad. Aunque al pensar en Marruecos muchas otras ciudades vienen a la memoria antes que Tánger, lo cierto es que la ciudad sigue siendo la indiscutible capital del norte y un enclave fundamental en el país.

Poco queda del Tánger colonial o del que estuvo bajo administración internacional hasta poco después de terminar la Segunda Guerra Mundial, aparte del nombre de algunas calles. Fue aquel Tánger el que eligieron intelectuales y bohemios americanos y europeos, ricos, con ganas de vivir en un lugar fascinante al margen del ambiente de cualquier otra ciudad en el mundo y al amparo de una atmósfera permisiva donde era posible transgredir las buenas costumbres que imperaban en sus lugares de origen.

A aquel Tánger y al de hoy es a donde nos lleva la novela de Javier Valenzuela, que añade además el sabor que dejó en los españoles la época del protectorado. Unos años en que una parte importante de Marruecos se convirtió en hogar de familias peninsulares que hicieron en el país su vida, lo sintieron también como algo propio y recuerdan todavía algo de aquellos tiempos.

La novela de Valenzuela es un entretenimiento que nos habla del Tánger de hoy pero que no renuncia al viejo glamour de la ciudad. Estamos frente a una especie de novela negra a la que no viene mal un toque de miseria, un poco de sordidez. Y para ello, la idea de un Tanger que ha perdido el camino hacia la modernidad es un excelente atributo. El renacer de las capitales imperiales -Rabat, Fez, Marrakech, Meknés...- ha discurrido en paralelo al declive de Tánger, perdida su internacionalidad y abandonado por su colonia de espías y por esos visitantes escandalosos que le daban lustre. Ahora aparece en la novela de Valenzuela como una ciudad decadente sin brillo especial y donde sin embargo anidan la delincuencia, los islamistas radicales y toda clase de asuntos turbios que combinan dinero, drogas, policía y poderosos intereses internacionales.

A partir de un comienzo aparentemente anodino, la trama de Tangerina se complica para convertirse en un embrollo que envuelve al sorprendido protagonista de la historia, un profesor del Instituto Cervantes sin vocación alguna de complicarse la existencia. Un profesor que nació en la ciudad porque sus padres vivieron en ella en la época donde todo era glamour para la colonia de los extranjeros.

Personajes de ficción se mezclan en la novela con personajes reales, al tiempo que la narración va jugando con saltos entre el presente y el pasado y se perfila poco a poco el retrato de la ciudad donde lo heredado de ayer aparece todavía vivo y ayuda a entender y matizar el Tánger de hoy.

Tangerina es un relato de lectura amena, ligero e intrigante desde el principio al final. Es un juego que nos lleva al Tanger de hoy y al de ayer al hilo de una trama en la que no faltan las sorpresas, ni los líos que mantienen vivo, a lo largo de las páginas, el interés del lector. Es una buena ocasión para relajarse y dejarse llevar por el exotismo de una ciudad mítica y por la curiosidad de averiguar cómo discurrirá la acción.

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