lunes, 29 de abril de 2013

Lejos de nuestra tierra

Lejos de nuestra tierra

Dina Nayeri
Alevosía, 2012
459 pp.

Lejos de nuestra tierra nos acerca a Irán justo después de la revolución que terminó con el reinado del shah y llevó al poder a los ayatolas. El libro tiene sabor a best-seller, pero va mucho más allá...


Dina Nayeri
Alevosía, 2012
459 pp.





Sabor a best-seller, incluso en la encuadernación, es lo que ofrece, nada más empezar, este Lejos de nuestra tierra que nos acerca a Irán justo después de la revolución que terminó con el reinado del shah y llevó al poder a los ayatolas.

¿Debe entenderse como un defecto esta alineación con la literatura de masas? No necesariamente. Hay que verlo, tal y como figura al principio, como un sabor y como un aroma, que los lectores reconocerán, orientados a movilizar sentimientos ampliamente compartidos. Pero el libro va mucho más allá.

La atracción, sin duda, la pone Irán, que es el escenario que tensa la narración y que, en su especial situación, complica y determina la trama que se desarrolla. Una trama femenina en su sensibilidad, condicionada por sentimientos de pérdida, de anhelos de libertad, de inconformismo, de rebeldía, de búsqueda del amor… La autora es evidentemente una mujer, como lo es también la protagonista de la historia, una niña –al principio- que ve cómo su madre deja el país acompañada de su hermana gemela buscando en los Estados Unidos la oportunidad de vivir lejos de la opresión del Irán islámico. La situación, que quizás el lector no sienta en toda su crudeza, se enmarca en un momento agudo de tensión, en medio de la guerra con Irak y se agrava por la ‘mancha’ que marca a la familia y la pone en peligro: es una familia cristiana.

La novela desgrana el sufrimiento de la separación de las gemelas y las fantasías alimentadas por Saba, la hermana que ha quedado en Irán. Y muestra con acierto, cómo al mismo tiempo que se desarrolla la vida vida interior de nuestra protagonista, se desarrolla también la vida exterior, la de la calle y la de los amigos y las mujeres que revolotean en torno a la casa familiar.

Añade sabor al relato el hecho de que transcurre en un pueblo de agricultores, lejos de Teherán, a orillas del Caspio. A través de la mirada de la niña primero y, con los años, de la joven mujer en que se convierte, se descubren costumbres y formas de ser de la sociedad iraní que afloran en la vida cotidiana y marcan el carácter de las gentes. El modo como los de ciudad ven a los habitantes rudos de los pueblos, la forma como trabajan los campesinos, las humildes condiciones en las que viven y la relación entre unos y otros llaman la atención y permiten acercarse a Irán más allá de las apariencias.

Pero esta mirada muestra también los cambios que ha traído la revolución, algunos aceptables, otros aceptados y otros irritantes. Los vestidos oscuros y tapados de las mujeres –más sobrios según la moda de Teherán y más subidos de color para el gusto campesino-, la vigilancia arbitraria de los ‘pasdarán’, la escucha clandestina de la música americana, la lectura de las viejas revistas de época de shah que parecen aire fresco frente al ambiente de censura que impone la obsesión por el recato y la moral forman una losa que pesa sobre las personas y sobre todo sobre las mujeres.

Aunque no todo se origina con el nuevo régimen. La vida de todos los días, muestra también el peso de las viejas tradiciones y de la hipocresía que sostiene a la orgullosa población iraní. Por ello la novela de Dina Nayari, aunque es meridianamente crítica, no es un panfleto contra los ayatolas. Refiriéndose a su gente sentencia ‘mentir bien es esencial en Irán’. Lo es gobierne quien gobierne, porque forma parte del rígido mundo de apariencias sobre el que se basa la convivencia, sobre el que se sostiene el honor de las familias, sobre el que se organiza el amor en los matrimonios, sobre el que se construye la autoridad de los notables.

Lejos de nuestra tierra arranca como una novela suave, con los ingredientes para inquietar ligeramente al lector e inducirlo a aceptar una intriga por donde circulan secretos, amores y rencores, peligros, cuchicheos y medias palabras… Pero en paralelo deja ver mucho más y dibuja un Irán poco conocido que cautiva el interés del lector. Un Irán que ya no es de ficción, un Irán exótico porque parece de otro mundo, ese mundo celestial que los guardianes de la revolución se ocupan de imponer en la tierra y que marca la vida entera del país.

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