viernes, 21 de enero de 2011

Ilustrado


Ilustrado
Miguel Syjuco
Tusquets, 2010
382 pp.

Miguel Syjuco, el autor del libro, se muestra en ésta, su primera novela, como una revelación de las letras filipinas. Porque lo cierto es que Syjuco es un personaje tan brillante como difícil de clasificar y que su novela, moderna donde las haya, obtuvo dos galardones de primerísimo nivel...

Miguel Syjuco
Tusquets, 2010
382 pp.





Miguel Syjuco, el autor del libro, se muestra en ésta, su primera novela, como una revelación de las letras filipinas, o quizás mejor de las letras en lengua inglesa y de raíces filipinas. Porque lo cierto es que Syjuco es un personaje tan brillante como difícil de clasificar y que su novela, moderna donde las haya, obtuvo dos galardones de primerísimo nivel: el Man Asian Literary Prize y el Palanca Award, el más importante premio literario de Filipinas.

No me ando por las ramas hablando del autor. De familia de emigrados a Canadá –emigrados políticamente ilustres- estudia en Manila, pasa por la universidad de Columbia en Nueva York, por la de Adelaida en Australia, reside en Montreal… Es un hombre de todas partes, pero filipino. Y en medio de esta mezcla de lugares y países que parecen desdibujar su personalidad, se convierte, él mismo, en personaje de su propia novela, porque el protagonista se llama también Miguel Syjuco, estudia en Nueva York y despliega en la ficción un conjunto de características que lo asemejan al personaje real.

La novela de la que hablamos es Ilustrado y es un reflejo, distorsionado por una trama de fantasía, de la realidad de unas Filipinas donde los intelectuales tienen mal encaje, han emigrado al mundo sajón y se enfrentan en su vida diaria a una sociedad contradictoria, desordenada y caótica.

Miguel Syjuco, el autor, y, por un efecto de cascada, el protagonista de la novela, ejerce de enfant terrible. Y lo transmite en su narración, desarrollando frentes diversos, que parecen crear un coro a distintas voces, tratando de hacerse hueco cada una de ellas entre las otras y generando una especie de griterío que sostiene discursos diversos pero relacionados. Griterío que no nace sólo de la diversidad de voces, sino, y sobre todo, de una especie de incontinencia verbal que acumula ideas, pensamientos, asuntos y situaciones que se van amontonando y crean una atmósfera de desorden hiperactivo que define la marcha de la ficción.

El protagonista es, sin duda un disparatado. Disparatado dentro de un orden, porque es un personaje de familia bien, educado, joven promesa y bohemio. Bohemio porque su vocación de escritor pasa por ajustarse al cliché del inconformismo y de cierta marginalidad. Y también "ilustrado", porque es un vivo ejemplo de esa plétora de burgueses filipinos que fueron a educarse a España, a Francia y ahora a América, para regresar al país de origen con la formación y las ideas aprendidas en los lugares donde se cuece la cultura y se adquieren las herramientas del poder.

La trama es, lo mismo que el protagonista, disparatada. Trata de un escritor de éxito, pero provocador e incómodo, que deja Manila y se instala en Nueva York con la amenaza de escribir un libro que denunciará la corrupción de políticos y de las grandes familias y pondrá patas arriba a la sociedad filipina. La muerte de este personaje peligroso pone en marcha las pesquisas de nuestro Miguel Syjuco, que intuye una mano criminal y decide buscar el manuscrito del libro que el muerto llevaba entre manos y descubrir los intríngulis del asesinato.

Filipinas, la Filipinas de hoy y también la del pasado, transita por el libro como transita el paisaje por la ventanilla del tren a medida que éste sigue su camino. Es la Filipinas de los expatriados, de gentes de la cultura, de personajes singulares. La Filipinas que se deja ver a través de un protagonista que procede de la mejor sociedad, que vive su propio país con distancia, pero que no puede separarse de él, al que regresa y al que se aferra.

Ilustrado forma parte de los raros libros de la literatura filipina contemporánea que alcanzan las librerías españolas. Y, en este caso, que viene precedido de un éxito singular y de las mejores críticas. Para el Washington Post la novela "desenfrenadamente entretenida, (…) logra un tono muy personal, gran sofisticación literaria y un humor satírico". Quien se sienta tentado por estas palabras sabe que en Ilustrado encontrará un buen rato de lectura y el reflejo de unas Filipinas que sólo llega a los lectores en lengua española con cuenta gotas y muy de tarde en tarde.

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