lunes, 20 de julio de 2009

Hacia el Mar Egeo. Memorias de un helenista durante la Segunda Guerra Mundial


Hacia el Mar Egeo
Geoffrey S. Kirk
Gredos, 2009
222 pp.

Hay muchas formas de viajar y hay relatos de viajes efectuados por los más diversos medios. El autor de Hacia el Mar Egeo se inclina por un barco de guerra ...



Geoffrey S. Kirk
Gredos, 2009
222 pp.





Hay muchas formas de viajar y hay relatos de viajes efectuados por los más diversos medios. La variedad, con frecuencia, se deriva del afán de aventura del viajero y de su imaginación para buscar una alternativa apetecible.

Hacia el Mar Egeo se inclina por un barco de guerra que, como vehículo para viajar, no deja de ser poco habitual. Y la época del viaje, tal y como reza el subtítulo, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, vuelve a ser una singularidad en la literatura de viajes.

El escenario –el buque y el entorno bélico- invita poco a situar el tema en el ámbito del ocio o del placer o del tipo de aventura que se acostumbra a asociar a los viajes. Y si lo plantea así el autor es, sin duda, porque es inglés y porque hereda una posición ante la vida marcada por ese humor contenido e inteligente que hizo famosos a sus compatriotas.

Hacia el Mar Egeo. Memorias de un helenista durante la Segunda Guerra Mundial es, más que un título, una declaración de principios. Y es, como encabezamiento del libro, algo engañoso para el lector. Más que sobre Grecia, el libro trata sobre Inglaterra. Habla de las peripecias del autor enrolado en la Marina, aburrido en ella y motivado sólo a medias, en variados destinos y misiones que le llevan finalemente y después de mucho trabajo al lugar por el que siente verdadera atracción intelectual: el Egeo.

El término intelectual es el que centra, de alguna manera, el relato. El autor, es, al fin y al cabo, un hombre ilustrado, jóven en la época y que mira con distancia e ironía lo que le rodea. Su relato, empieza propiamente en su infancia. Es pues, como tantos libros de viajes, una autobiografía. Pero arranca mucho antes de embarcarse hacia ningún lugar, o si se quiere cuando empezaba a embarcarse en eso que es la vida. Profesores, aficiones, compañeros, aparecen en el libro e introducen con humor y con atención a las cosas pequeñas al joven universitario que se inclina hacia la cultura y que se pone al servicio de la Armada para defender a su país.

El mundo de la instrucción de los oficiales, de la vida en los buques, de la relación con los superiores, de las travesías en un convoy de escolta ocupan la mitad del libro, pero de manera digamos que tamizada, porque esta distancia con que el autor presenta la vida a su alrededor y la suya propia da aire a la narración y deja espacio a un tono de humor que la acompaña en sutranscurso.

El libro se anima, o mejor se ajusta al título, cuando Geofrey S. Kirk consigue un destino en el Egeo. El ambiente es el de la guerra. Pero estamos ya en Oriente y en el Mediterráneo. El Egipto de Alejandría, Trípoli, en Líbano, Chipre se asoman en el libro y llevan al lector a un ambiente soleado y distendido. Es el viaje y es la guerra en plena acción. Destinado a una flotilla de inocentes de barcos de pesca que camuflan entre las redes su actividad militar, Geofrey S. Kirk cuenta sus andanzas como jovencísimo oficial de marina en buques hechos para cualquier cosa menos para pelear. La gloriosa Armada británica se ve con los ojos casi neutrales de un estudiante de Cambridge y se muestra incompetente en muchos aspectos, arbitraria pero también humana. No hay reproches y sí una crítica comprensiva y el afecto que provoca el recuerdo de las escenas de juventud.

En Hacia el Mar Egeo Geofrey S. Kirk cuenta las ´batallas’ –reales sin ninguna duda- en esos barcos de ocasión con apariencia benigna que le permiten circular por las aguas clásicas por donde se mueven también sus querencias intelectuales. Lera, Amorgos, Mikonos, Santorini, Kos, la costa de Turquia y de vez en cuando alguna estatua de Afrodita pasan junto al viajero lo mismo que los monumentos vistos desde la ventanilla del tren y que quedan atrás perdidos en el paisaje porque este viajero está en otra cosa, no puede parar, ni dedicarse a ellos.

Hacia el Mar Egeo es un libro curioso e interesante. Es una mezcla de situaciones y de lugares. Y es una pieza literaria amena. La guerra no es aquí una tragedia. Es un tránsito que da emoción al momento, que sucede en época de juventud y que el autor aprovecha para vivir allí donde tiene puestas sus aspiraciones. Es en realidad el preludio del viaje, porque al fin, Kirk regresa a Cambridge y en circunstancias más pacíficas vuelve a su Egeo querido, esta vez como investigador en la Brithish School de Atenas. Autobiografía de juventud, libro excétrico de viajes, aventura en tiempo de guerra, Hacia el Mar Egeo es una lectura agradable que dará una visión nueva a quienes busquen reencontrarse con el mar griego y con sus islas en circunstancias que no son las habituales.

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