viernes, 31 de octubre de 2008

Ramata


Abasse Ndione
Roca Editorial, 2008
346 pp.





Ndione es uno de los grandes escritores africanos. Reconocido en su país, Senegal, ha publicado con éxito en Europa y su último libro Ramata ha causado un fuerte impacto. El tema del que trata es duro: "Ramata Kaba, una mujer de belleza turbadora y enigmática, está casada con Matar Samb, el poderoso y acaudalado fiscal general del Estado, que cuenta con el dinero para satisfacer todos sus caprichos. Pero no para mitigar el dolor que le provoca ser frígida como consecuencia de una ablación que sufrió siendo niña."

En Senegal la acogida del libro ha sido más que polémica. Ndione ha tocado temas, el de la ablación, el de la corrupción, el de la violencia que afectan a aspectos culturales y a creencias profundas que muchos hubieran preferido que no salieran a la luz. Y en Europa la polémica tampoco ha estado ausente porque otros hubieran deseado del autor una actitud más militante en el ejercicio de la denuncia.

Pero Ndione es un novelista, un novelista muy particular. Aunque parece ser que un santón le anunció de niño que iba a ser un escritor de provecho, no alcanzó la fama como novelista hasta llegar a la madurez de la vida. Entre tanto vivió como enfermero y fue desde la experiencia que le dio este oficio como aprendió a ver a su país y a vivir sus problemas.

Ndione en Ramata habla de Senegal. Y lo hace con el tono sombrío y la tensión de la novela negra. Los sobornos, la muerte, la injusticia afloran en la ficción y dibujan una realidad del país. “La violencia está muy presente en esta novela porque la sociedad senegalesa es violenta. Es imposible leer un periódico sin que aparezca algún crimen” explica.

La melancolía acompaña a la novela negra porque la violencia forma parte de ella y está presente en todos los escenarios donde se desenvuelve la vida. Esa especie de rendición a la inevitabilidad del mal lleva al autor a desplegar su historia dejando que sea el lector quien juzgue. “Me he limitado a poner un problema sobre la mesa. No soy partidario de decir si es bueno o es malo porque no soy político.” Y sin embargo, refiriéndose a la ablación, también aclara “..he sido enfermero y conozco el problema. Es de todos nosotros y debemos hablar de ello.”

Ndione conoce bien lo complejo de escarbar en la propia cultura y de encontrar el equilibrio justo donde se asienta la realidad. Las mujeres siguen siendo quienes más peso soportan en la sociedad senegalesa, aunque las socialmente más avanzadas y, por ello mismo, las que menos sufrieron, sean también las que más tienden a exagerar el sacrificio que imponen las viejas costumbres y a exagerar también la imagen negativa del país. Su propia opción –la de Ndione- es la de volver al estilo tradicional de los contadores de historias, de los narradores orales o los griots en los que se asienta la tradición africana. La novela negra se presta bien a ello y se ajusta eficazmente al objetivo del autor de que África deje de ser una desconocida y salga a la luz desvelando, desde la ficción, su presente y también sus raíces.

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