domingo, 19 de octubre de 2008

Crónicas birmanas




Guy Delisle
Astiberri, 2008
272 pp.





Un cómic, una novela gráfica, un tebeo... no sé cómo se calificará Crónicas birmanas entre los aficionados a este tipo de libros, pero en cualquier caso este es un diario de viaje dibujado. Y además, es estupendo: lleno de vida y hecho por un observador muy atento a los detalles y con sentido del humor.

El autor, Guy Delisle, se traslada a Birmania para vivir allí durante un año, el tiempo que su mujer va a colaborar con Médicos Sin Fronteras en este país. Sus planes son dedicarse a sus dibujos y cuidar a su hijo, Louis, que solo tiene unos meses de edad. El libro es un diario de su vida, en el que se suceden las anécdotas domésticas, la relación con las personas que cuidan su casa, los vecinos, los problemas que su mujer encuentra en el trabajo, la colonia de expatriados de la que forman parte, el calor, la búsqueda de casa, la situación política; en definitiva todos los aspectos que podríamos encontrar en las cartas o en el blog de un amigo que se traslada a otro país. Un amigo informado y curioso, interesado por todo.


Delisle es un excelente observador, y aporta detalles llenos de vida, que solo los residentes suelen percibir de un lugar, como la música que suena en el supermercado o los insólitos trucos que se usan en las oficinas para combatir el calor y la humedad; imbatible la bombilla encendida en el cajón del papel para que se mantenga seco. Y nos lo relata sin pretensiones, en dibujos sencillos y minimalistas que destilan ironía y sencillez.
El relato no esconde grandes historias ni aventuras; se organiza en capítulos breves, cada uno de los cuales da una pincelada sobre un asunto concreto, y que poco a poco nos introducen de la mano de Delisle en un país tan desconocido para el lector como para el autor.

Delisle es un dibujante canadiense que ya ha relatado dos experiencias semejantes en anteriores libros. El primero y quizá más popular es Pyongyang, en el que describe su experiencia laboral en la hermética Corea del Norte. Años depués publicó Shenzen, sobre su estancia en esta ciudad china.
Son tres excelentes libros que como el Persépolis de Satrapi y algún otro ejemplo, nos hablan con lenguajes nuevos y frescos de asuntos eternamente interesantes. La falta de familiaridad con las novelas gráficas no debería frenar a ningún lector interesado en los relatos de viajes a leer este libro; al contrario, es una estupenda puerta de entrada a un mundo rico en voces y en temas y lleno de futuro.

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