Robert D. Kaplan
El hombre del tres, 2017
367 pp.
Rumanía asoma de la mano de Kaplan envuelta en un escenario que la desborda en el espacio, en el tiempo y en un abanico de consideraciones tan complejo como extenso. No podía ser de otra manera viniendo de un autor que ha pasado de expresarse como periodista a hacerlo como analista profundo y profuso.
La Rumanía que presenta Kaplan es la que va a las raíces aunque parta del presente, o de varios momentos del presente. Un viaje justo tras la caída de Ceasceuscu y un par más en época reciente muestran el interés del autor en el país y la necesidad de varias aproximaciones para alcanzar una visión suficientemente reveladora de un lugar complejo, contradictorio y fundamental sino para Europa entera sí para Centroeuropa.
El interés casi obsesivo de Kaplan en profundizar nace siendo él joven y se contradice con el 'esencialismo' con el que lo han etiquetado algunos tras una lectura, quizás demasiado rápida, de su jugoso 'La venganza de la geografía'. Efectivamente, la geografía es la componente de los acontecimientos históricos y del devenir de los países sobre la que más llama la atención Kaplan. Es efectivamente el factor esencial que contribuye a la explicación de multitud de sucesos. Pero no es el único ni condena a la historia a moverse en determinada dirección. Como él mismo avisa, son multitud de circunstancias añadidas las que acaban conformando la realidad y la mueven por caminos a veces imprevisibles.
En sus explicaciones, el autor confiesa sus propios errores y el lector comprende el exhaustivo trabajo reflexión sobre Rumanía para lograr una fotografía completa y comprensible. Kaplan fue ferviente partidario de la intervención militar de los EE.UU. en Irak. Intervención desastrosa con un cúmulo de acontecimientos imprevistos e irresolubles. No se valoró en la medida suficiente, él mismo lo dice, el agudo antagonismos entre sunitas y chiitas que complicó el conflicto hasta el punto de hacer la paz imposible.
En esta estela de apurar en el conocimiento y de no dejar cabos sueltos, Kaplan pone de relieve la condición latina de Rumanía, rodeada de un entorno de países diversos que crearon su identidad buscando en otras direcciones. Y trae hasta el presente el mundo bizantino, con su poderosa cultura, que tanto influyó en la consolidación de la personalidad del país.
El imperio otomano ejerció, por supuesto, una influencia también determinante y Kaplan se detiene a examinarla al detalle, lo mismo que la relación con Rusia, el otro gigante que pone a Rumanía en una posición de bisagra siempre amenazada por los intereses de las potencias vecinas. Una detallada lección de historia es la que despliega Kaplan con el ánimo de apurar hasta el final los argumentos. Pero no todo queda ahí porque el presente y sus inmediatos antecedentes, ocupan también un amplio espacio en el libro.
La etapa comunista es para Kaplan la traslación a la realidad del peor de los sueños. No es que el comunismo fuera un fracaso y terminara resultando una experiencia cruel para quienes lo vivieron. El comunismo, insiste, se desarrolló en cada país del este de Europa a su propia manera y dio lugar a modelos y formas notablemente distintas. La que tomó en Rumanía fue sin duda la peor. Rumanía fue para Kaplan la Corea del Norte cuando todavía no se había asentado la idea de esta forma tan extrema de régimen dictatorial. Con Ceascescu la Rusia de Kruschov y de Breznev, tan poco dispuesta a tolerar las disidencias, transigió con el vecino que no quiso saber nada de la desestalinización y se mantuvo firme a pesar del decidido giro de sus socios del pacto de Varsovia.
Ahí sí que la geografía, la responsable de ese papel de guardián necesario en la frontera de los Balcanes, volvió a jugar un papel en la resistencia de Rumanía a seguir la evolución que había emprendido su entorno y a convertirse en ese extraño cortijo donde Ceascescu y su poderosa mujer reinaron y al que llevaron a la ruina en un grado muy superior al de cualquier otro país de la órbita soviética.
Un intenso y extenso relato pone a Rumanía en el mapa, hablando del pasado y también del presente. Un relato hecho al hilo de viajes por ciudades y por distintas regiones que hasta no hace tanto fueron reinos y principados con fronteras siempre variables y con rasgos de personalidad propios. A la sombra de Europa exige una lectura atenta, pero es una extraordinaria lección que el lector agradecerá porque va a ayudarlo a comprender no sólo lo que ha sido y lo que es y supone Rumanía en la actualidad, sino también algunas claves de lo que se está jugando ahora en Europa.
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