jueves, 17 de julio de 2014

El valle del asombro

El valle del asombro

Amy Tan
Planeta, 2014
688 pp.

En 'El valle del Asombro' aventura, sorpresa, misterio, sufrimientos del alma, desencantos y afectos se entrelazan frente al telón de fondo de una China que se revuelve y que nunca volverá a ser la de antes.



Amy Tan
Planeta, 2014
688 pp.






Amy Tan regresa a las mesas de novedades de las librerías con una novela que nos devuelve a China y al mundo de relaciones familiares donde tan cómoda se siente.

El escenario es ahora, y para empezar, Shanghai y dentro de Shanghai una casa de cortesanas. Y la época es principios del pasado siglo, cuando la ciudad estaba dividida entre la ciudad china y la de la Concesión Internacional administrada por las potencias extranjeras. Buen comienzo, provisto de todo el potencial para desarrollar una buena trama y mantener al lector atento a lo que ocurre y a lo que va a ocurrir.

Porque Amy Tan no se corta y, aunque en tono mucho más suave, se atreve con esos golpes de efecto que han puesto de moda las series de televisión para dar un giro a la narración y aumentar los grados de tensión cuanto hace falta crear sorpresa en el lector.

La novela discurre desde la mirada de una niña cuya madre, norteamericana, es la propietaria de la casa de amoríos más lujosa de Shanghai. Un Shanghai que en poco tiempo asiste a la caída del emperador y al aumento de la tensión entre los extranjeros, poco amigos de los chinos, y los chinos, resentidos frente a los extranjeros. Pero cualquier cosa puede ocurrir en tiempos revueltos y la más inesperada es la ruptura entre madre e hija.

Para animar la novela, la hija, que deja de ser niña, se convierte a su vez en cortesana, vive el secuestro de su hija, acaba por suplantar la personalidad de una mujer norteamericana a la que no conoce… Y me detengo ahí. No desvelo nada que no se cuente en las reseñas sobre el libro y pudiera restarle emoción o misterio al relato. Sólo añado que la trama sigue todavía a través de un largo recorrido.

¿Qué aprendemos de China? Nada o muy poco de lo que tenga que ver con la China de hoy. Pero la novela permite conocer, a partir de la particular experiencia de los personajes, un mundo insólito del que nos distancia solamente cien años. Y de ese mundo el más sorprendente es el de las cortesanas.

Si Japón tiene a la gheisas, China encuentra un equivalente en las cortesanas. Nadie se refiere a ellas asociándolas a la prostitución. Al contrario, las más refinadas son un prodigio de sensibilidad, se han preparado para agradar con el canto y con la poesía, con gestos y entonaciones repetidas una y mil veces hasta alcanzar la perfección. Conocen el arte de la conversación. Aprendieron a moverse y a comportarse con exquisitez. Y pueden aspirar a convertirse en mujeres de hombres ricos, en un país donde varias mujeres y alguna concubina son moneda corriente entre los hombres más acaudalados.

Un pequeño ‘tratado’ sobre esta institución que forma el mundo de las cortesanas compone un apartado que aparece como un libro dentro de otro libro. Amy Tan ha buceado en el tema y en su novela saca a luz las normas, las interioridades y la imagen exterior que envuelve a este oficio que se pierde con la llegada del progreso y que se basa en el sutil ejercicio de las artes de la seducción.

Aventura, sorpresa, misterio, sufrimientos del alma, desencantos y afectos se entrelazan frente al telón de fondo de una China que se revuelve y que nunca volverá a ser la de antes. Una China llena de miserias y crueldades que conviven con una refinada cultura, al borde todas ellas del precipicio de una revolución. Amy Tan es una maestra en el manejo de emociones y de intrigas. Y vuelve a serlo aquí, con El valle del asombro, para deleite de sus lectores.

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