martes, 12 de noviembre de 2013

Historias de San Petersburgo

Historias de San Petersburgo

Nikolai Gógol
Alianza, 2013
271 pp.

Cinco relatos componen 'Historias de San Petersburgo', pequeñas narraciones que permiten al lector acercarse a esta Rusia que se desvanecería de forma repentina bajo las aguas de la revolución...


Nikolai Gógol
Alianza, 2013
271 pp.






No le cuesta mucho al joven Gógol entrar en el selecto círculo de los genios de la literatura rusa. Imaginativo, sutilmente irónico, atento a la sociedad de su tiempo, escribe grandes novelas pero también relatos cortos que describen la vida y la gente de la Rusia zarista con todos sus contrastes, su opulencia y también sus miserias.

Se juntan en él el alma romántica, con sus negruras y desvaríos, y esa otra alma rusa propensa al sufrimiento, a las pasiones ocultas y atenta también a los lujos y al boato de los nobles y de los potentados. Una mezcla, en definitiva, que despide el aroma de una sociedad que el lector sabe que duraría poco arrasada por la marea revolucionaria y que por ello mismo reclama una especial atención.

Entre los relatos que escribe Gogol unos cuantos se sitúan en San Petersburgo, la capital de imperio, ese invento de Pedro el Grande que con sus canales trata de llevar al norte la placidez de Venecia y con sus palacios y avenidas se propone competir con París.

Cinco relatos componen este libro, distintos todos ellos y que permiten al lector acercarse a esta Rusia que se desvanecería de forma repentina y que hoy con los mismos palacios y las mismas calles muestra un país radicalmente distinto. La capital es ahora Moscú, pero el señorío y la armonía que pretendió Pedro el Grande siguen residiendo en las calles de ese San Petersburgo al que se refiere Gógol.

Cada uno, desde una mirada diferente, aborda un aspecto de la vida de la ciudad. La Avenida Nevski es la protagonista del primero y da pie para hablar de la fauna ciudadana que se mueve por la calle más elegante de la capital. Militares, nobles, damas elegantes, funcionarios, campesinos de paso, artistas ... quedan retratados con esa intención satírica que discurriendo en paralelo con las apariencias pone a cada uno en su sitio con medias palabras y con anécdotas reales o inventadas.

El retrato, la segunda de las historias que componen el libro, entra en las profundidades del alma humana, en la atracción que ejerce el mundo de los ricos sobre quien ha vivido en la miseria, y en el desvarío que condena a quien pierde sus principios llevado por la ambición.

Sobresaliente resulta el Diario de un loco, el relato que desmenuza el rodar cuesta abajo por el sendero de lo que hoy llamaríamos una esquizofrenia. Gógol se pone en la piel de su personaje y le cuenta al lector, día a día, su tormento.  La esquizofrenia estaba ya presente en El retrato y es la fuerza que mueve este Diario de un loco que se ve hoy como un reflejo de la propia personalidad de Gógol,  también enajenado, atormentado por la vida, arrastrado hacia actitudes enfermizamente conservadoras y capaz de quemar, desesperado, el manuscrito de la segunda parte de Las almas muertas.

Cierran la serie de relatos La nariz, un cuento tan jocoso como absurdo, y El abrigo, otro ejercicio de escritura en clave satírica, ambientada esta vez en el estrecho mundo de los funcionarios.

Historias de San Petersburgo es un libro de entretenimiento, costumbrista a su manera, con el sabor de una época que todavía sonará al lector como próxima y con el atractivo de ambientarse en una ciudad, nada menos que la capital imperial de Rusia, que ocupa en la imaginación de todos un espacio colmado de fantasías.

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