martes, 6 de agosto de 2013

Cineasta blanco, Corazón negro

Cineasta blanco, Corazón negro

Jesús Lens
Almed, 2013
576 pp.

África en el cine. Ese es el propósito que anima a Jesús Lens a escribir Cineasta blanco, Corazón negro, un libro que interesará a un abanico de lectores mucho más amplio que el de los amantes del cine...


Jesús Lens
Almed, 2013
576 pp.






África en el cine. Ese es el propósito que anima a Jesús Lens a escribir Cineasta blanco, Corazón negro, un título que parafrasea la película de Clint Eastwood Cazador blanco, Corazón negro en un guiño a los amantes del cine y como homenaje a las grandes películas que se rodaron en el continente.

¿Sólo para amantes del cine? También para amantes del cine –Jesús Lens es un auténtico forofo-, pero destinado a un abanico de lectores mucho más amplio, porque aquello de lo que trata el libro acaba abarcando asuntos cuyo interés se proyecta en muchas direcciones.

Cineasta blanco, Corazón negro hace referencia a más de cien películas entre las que están todas las que han marcado época y que seguro ha visto el lector, aunque no sea especialmente aficionado a sentarse en un cine o a dedicarle tiempo a la televisión. Pero ojo, la mirada del autor no es la del crítico de cine, es la de un espectador. Y es esto lo que hace que el lector se sienta acompañado y atienda a lo que cuenta el libro como atendería a la conversación de un amigo. Un amigo que conoce bien el tema, que tiene buena memoria y que es capaz de sacarle jugo al guión, a las imágenes y también al entorno que envuelve el desarrollo de la trama. Un amigo que además cuenta el argumento de cada cinta de la que habla y que, a través de su resumen, introduce al lector en una micro-sesión cinematográfica por la que se cuelan los recuerdos de cuando vio la película en un cine o despierta su curiosidad para ver la película a la primera ocasión que se le ofrezca.

Hablamos de un libro de más de quinientas páginas que sin embargo se lee a buen ritmo justamente por ese acierto de ir contando escenas y aventuras, unas con más fantasía, otras en el ámbito del documental, pegadas a la realidad, pero a las que el lector atiende de modo parecido a como haría ante un contador de cuentos.

Cine para viajar por África. Porque ese centenar largo de películas en las que se entretiene Jesús acaba sacando a la luz a todo el continente, a sus distintos paisajes, a las diversas culturas, a sus numerosos pueblos y a las distintas épocas por las que ha discurrido su historia. Un África narrada desde los más diversos puntos de vista.

¿Estamos al fin fuera de la política, que tiñe tantos de los libros sobre los que hemos hablado recientemente?¿Regresamos con este libro a esa literatura de viajes dedicada a hablar de lo exótico, de leones, de arenas movedizas, de selvas y de tribus? La respuesta es no, de ninguna manera. Jesús Lens tiene claro que el cine va mucho más allá del entretenimiento y que a través de él emerge una realidad que descubre problemas y situaciones y que hace consciente al lector –o al menos le da pie a hacerse consciente- de lo bueno y de lo malo de ese mundo que hay detrás de las imágenes.

El autor no ahorra temas. No se anda con disimulos con la excusa de que hablamos de cine. En realidad estamos hablando de África, un África que exige que alguien alce la voz y airee sus problemas: la malaria, el conflicto del Sahara, la dura emigración de quienes quieren alcanzar Europa y de quienes en forma de esclavos fueron llevados a cualquier parte del mundo, las guerras, los niños soldados, las mujeres, el radicalismo islamista… y la lista podría seguir.

Dicho lo anterior, Cineasta blanco, Corazón negro además de un libro sobre cine es también un libro de viajes que muestra que el autor se ha movido a diestro y siniestro por el continente y lo conoce bien. Lo conoce y lo aprecia. Y se implica para no eludir la responsabilidad que a los países ‘ricos’ les toca con relación a la situación de África.

Cineasta blanco, corazón negro es un libro esclarecedor sobre África: sobre lo que hay cuando se mira la superficie y sobre el fondo del continente, sobre su diversidad inagotable y también –y eso es importante- sobre nosotros mismos, lectores, turistas o viajeros para los que África es también un espejo en el que nos vemos a nosotros mismos, que según haya sido nuestra mirada nos devuelve una imagen que nos debe hacer pensar.

‘El cine puede ser mucho más que mero entretenimiento’, dice Jesús Lens. Y sin duda lo es, como lo es también este libro, sumamente entretenido y al mismo tiempo muy clarificador.

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